PAYSANDÚ INTERIOR
ROBERTO CAPELLI

Locales | 08 Ene Roberto Capelli nació en Salto, pero confiesa que se siente un sanducero más. Llegó a Chapicuy por el año 1951 y fue uno de los primeros compradores de parcelas.
De ahí en más construyó un proyecto de vida, vinculada particularmente con el ámbito comercial.
Originalmente y por el año 1951 los propietarios de casa Barla Hnos – fundada en 1942 – fueron a buscar a su hermano Pablo, que por esos tiempos estaba trabajando para el Escritorio Solari en la ciudad de Salto. Ante esta situación le preguntaron a Roberto si le interesaba ocupar ese puesto.
“Recuerdo que fue el finado Tito Barla quien me propuso el trabajo. Yo había terminado el liceo y sabía contabilidad y dactilografía. Fue así que el 15 de mayo de 1951 me fui para Chapicuy”.
Comenzó a trabajar en Casa Barla como empleado en el escritorio, luego en el almacén, hasta que en 1957 falleció el encargado de los galpones, lo que le significó pasar como encargado de los graneros durante diez años.
“Recuerdo que eran dos galpones, uno de cien metros de largo y otro de sesenta. Estuve allí hasta el año 1967, cuando todo llegó a su fin, producto de que las cosechas eran muy pobres. Entonces salimos a vender a Salto, porque la casa Barla se transformó en un comercio de venta al por mayor. Se vendía a Salto, Quebracho, Arroyo Malo y otras colonias vecinas”.
En 1970 le ofrecieron la compra del comercio, incluidas las mercaderías y los pequeños bienes de la empresa.
Desde aquellos años hasta ahora, don Roberto recuerda la calidad de la gente del pueblo, afirmando que aquellos tiempos eran mejores que los actuales.
“Mucha gente vino desde Rosario, departamento de Colonia. Eran todos descendientes de piamonteses, alemanes y rusos. Esos inmigrantes se afincaron en la zona y construyeron sus casas. Más tarde – por el año 1977 – algunos se mudaron para Salto y entonces aproveché a comprarle sus campos, porque por el 1970 adquirí el comercio a Barla”.
En cuanto a la incidencia del ferrocarril, don Capelli rescató que “fue por el año 1894 cuando se inauguró el tendido de las líneas férreas que cruzaban por esos territorios y quedó habilitada la estación de trenes. A raíz de eso comenzaron a construir casas. La primera construcción de la que se tenga referencia se levantó por el año 1903. Fue la de los González, dos hermanos procedentes de Queguay”.
Capelli no disimuló su actividad deportiva, recordando la creación de la Liga José Artigas, fundada en 1957, en la que por muchos años fue su secretario y posteriormente su presidente. “Lamentablemente en el 2007 todo se terminó”. Uno de los acontecimientos más importantes que Capelli rescata fue el primer campeonato de interdigas del que participaron unas dos mil personas. Con dos hijos y abuelo de cinco nietos, asegura que lo que más le sedujo quedarse, fue la compra del comercio. Tuvo la oportunidad de seguir la carrera de futbolista, jugó tres años en Ferrocarril de Salto. Inició su carrera deportiva como guardameta, pero a los trece años de edad no quiso jugar más al arco porque era un puesto muy ingrato. Pasó a la zona defensiva de tres y de cuatro. Cuando llegó a Chapicuy y ante la falta de jugadores de cancha empezó a jugar de nueve, puesto en el que convirtió muchos goles. Aprendió con los hermanos Herman. “Vivían al lado de mi casa. Fernando y Federico eran futbolistas del combinado salteño, en tiempos en los que se jugaba con pelota de trapo”.
En cuanto a las nuevas modalidades de cultivos, como lo es el fenómeno del arándano, don Roberto dijo que “al principio anduvo muy bien, pero el año pasado hubo un traspié, aunque ahora trabajan unas mil doscientas personas”.
En cuanto al aspecto de convivencia del centro poblado don Capelli sostiene que “la llegada de gente de otras partes ha provocado un cambio en lo social. Eso provocó un rotundo cambio de vida, recuerdo que lo que generaba el club social era algo muy importante. El vivir a pocos metros de una ruta nacional es un privilegio. Estamos entre dos centros termales y eso es significativamente importante”, finalizó.