Policiales | 10 Ene La familia que ocupaba una vivienda abandonada en la zona de avenida Salto y Carlos Albo dejó ayer el edificio en cumplimiento a la orden de desalojo expedida por la Justicia a raíz de una denuncia presentada por el Banco Hipotecario, propietario de la finca.
Momentáneamente se instalaron en el garaje de una vivienda vecina, pero su destino sigue siendo incierto. Como adelantáramos en base a información extraoficial, un joven de 23 años, su esposa de 18 y el hijo de ambos, de 3, fueron recientemente desalojados y sin tener a dónde ir se instalaron provisoriamente en una vivienda aparentemente abandonada, ubicada en la acera oeste de Carlos Albo, a pocos metros de avenida Salto.
La finca, con evidentes signos de deterioro y propiedad del Banco Hipotecario, es habitualmente utilizada por delincuentes para ocultar efectos hurtados o para mantenerse fuera del alcance de la policía. Según trascendió, los vecinos que estaban al tanto de la situación del joven matrimonio se comunicaron con la Policía para aclarar que se trataba de gente honesta y no de delincuentes tratando de ocultarse de las autoridades.
Sin embargo, una mujer domiciliada en la zona detectó su presencia y radicó la denuncia, lo que a su vez motivó que las autoridades de la referida entidad bancaria dieran intervención a la Justicia. En pocas horas la jueza de Feria Mónica Ivanovich emitió una orden de desalojo que, tal cual adelantó EL TELEGRAFO, expiraba ayer a las 9 de la mañana.
De acuerdo a nueva información extraoficial, el matrimonio intentó interponer una nota ante la Justicia planteando que al ser desalojados no tendrían dónde ir, pero el recurso no fue aceptado y la jueza les advirtió que de no cumplir con la orden de desalojo podría procesarlos por usurpación de propiedad. Según constató EL TELEGRAFO, antes de las 9 de la mañana los esposos ya habían depositado sus pertenencias en el exterior de la propiedad, en tanto trascendió que una familia vecina les prestó su garaje para que pudieran quedarse allí momentáneamente.
También se supo que hubo gestiones a nivel del Comité Departamental de Emergencias, desde donde se planteó la posibilidad de que fuesen alojados en el Estadio Cerrado Municipal. Sin embargo, el joven mantiene a su familia gracias a trabajos ocasionales en una panadería y su horario de trabajo no se ajusta a las normas de convivencia impuestas en el referido escenario deportivo, donde la hora de entrada y de salida debe ser estrictamente respetada.