Paysandú, Miércoles 13 de Enero de 2010

Al final, fue cuestión de memoria

Deportes | 11 Ene Vale. Y más allá de que sea un empate, tiene sabor a victoria aunque sigue rondando ese dejo amargo. ¿Cómo se entiende? Es que Paysandú tiene plantel como para no vivir lo que vivió en el primer tiempo, cuando perdió el rumbo en la cancha y se encontró con un 2 a 0 en contra que hubiera sido irremontable de haber mantenido esa extraña actitud.
Pero ese sabor amargo toma un gustito dulce si uno se pone del lado del hincha y disfruta el hecho de haberle dado un sacudón a un equipo de Salto que se veía vencedor, que ganaba cómodo en el marcador y el trámite, y que terminó viendo sorprendido como un equipo que parecía dormido se despertó repentinamente y le empató de atrás en su propia casa.
Pero el análisis del partido va más allá del resultado final, que termina siendo positivo para Paysandú por cómo se dieron las cosas. Y apunta al futuro. A los sanduceros se les hizo cuesta arriba pararse en el terreno de juego, perdiendo por momentos la brújula, con piezas que sin cumplir el rol asignado terminaron provocando un caos generalizado.
López estuvo perdido y no solo no generó fútbol sino que tampoco ofició de primera marca por su sector, lo que provocó que mientras los otros volantes flotaban de un lado a otro en la cancha sin poder afirmarse, Odriozola sufriera las consecuencas porque Salto volcó todo su potencial por su sector.
Y sin poder corregir esa situación, los goles salteños se gestaron por el lado derecho de su ofensiva. Atrás tampoco hubo seguridad, producto del descontrol de la mitad de la cancha y de la desesperación vivida por los laterales, dado que los zagueros terminaron saliendo afuera del área en varias ocasiones, desacertando en la mayoría y provocando un número importante de faltas a favor del rival.
A la hora de jugar la pelota el equipo sufrió de una amnesia severa, abusando del pelotazo sin poder desarrollar el juego de toque que se pretende. Pero la falta de memoria, por suerte, duró solo 45 minutos.
Los cambios de Betti comenzaron a dar resultado, generaron circuitos importantes de creación de fútbol, y arriba Bianchi obligó de tal manera que para la defensa ya no era posible dar un paso adelante. Caratte encontró su lugar en la cancha y se transformó en figura, los volantes de contención se dividieron el terreno y así no solo se comenzó a desplegar el juego esperado, sino que se obligó a Salto a no volcarse en ofensiva, más allá de que los salteños apostaron al contragolpe encontrando, ahora sí, a una defensa bien parada.
El Paysandú del complemento es el que más se asemeja, sin ser el ideal, a lo que pretende el técnico. Pero es el equipo que, por sobre todas las cosas, puede jugar al fútbol de la mejor manera. Y es el que deberá mantener la calma para extender ese rendimiento a un partido entero. Por eso, pese a todo, la ilusión está intacta.


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