Opinion | 11 Ene Todos comentan lo mismo: ¡Qué desperdicio! ¡Es un crimen! Cuando hay gente que pasa hambre, otros tiran la comida... La noticia de que productores están desechando parte de su producción de duraznos y ciruelas causó pesar en la población uruguaya.
Según la Dirección de Estadísticas Agropecuarias, la producción de duraznos alcanza a 23.000 toneladas, 34% superior a la zafra anterior. Una parte de esta producción fue almacenada en cámaras de frío, la mayoría de los productores está tirando los duraznos en volquetas, criaderos de cerdo, cunetas, depósitos y chacras porque no les conviene llevar la mercadería a vender, debido a los bajos precios y además por la escasa demanda en comparación a la oferta. Similar es la situación en el caso de las ciruelas.
Los productores aseguran que no tienen envases, camiones u otros medios para movilizar la fruta y que el precio del mercado no paga los costos de flete y de empaque. El precio de esta fruta cayó un 60% con respecto a la zafra anterior, lo que ha llevado a que un kilo de durazno se esté pagando alrededor de 6 pesos en el Mercado Modelo contra 17 del año pasado.
Más allá de las razones que tengan los productores para tomar esta medida, lo cierto es que se está desechando alimento. El gobierno señala que la producción pertenece a los productores y que por lo tanto no puede intervenir si ellos no facilitan su donación a la población necesitada. El Ministerio de Desarrollo Social planteó que si están dispuestos a donar esa fruta, la secretaría facilitará su transporte.
Tampoco se ofrece el producto a bajo precio para los consumidores, quienes sufrieron duro impacto en 2009 cuando de los 320 artículos que componen la canasta básica, 38 eran frutas y verduras que habían experimentado en los últimos años los mayores aumentos de precio.
Claro que la donación o venta a bajo precio no permite cubrir los costos de producción que enfrentan los productores agrícolas. Situaciones como estas se podrían evitar si se anticiparan medidas paliativas surgidas de un diálogo franco entre productores y gobierno, lo que beneficiaría a la población y a quienes trabajan duro para sacar al mercado su producto.