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Paysandú, Viernes 15 de Enero de 2010

Paysandú se olvidó de jugar el primer tiempo

Deportes | 10 Ene SALTO (por Santiago Balbis enviando especial). Reaccionó a tiempo. Paysandú sufrió de amnesia severa en el primer tiempo, y casi lo pagó caro. El debut ante Salto en el Litoral Norte casi fue el inimaginado, pero el equipo de Ulises Betti se dio cuenta de que podía, y remontó un 2 a 0 adverso para cosechar un empate importantísimo en el Dickinson.
A Paysandú no le sentó el partido en el primer tiempo. Se lo vio molesto, descontrolado y por momentos hasta nervioso. Es más, perdió muchas veces el orden táctico que pide una y otra vez Betti, a quien pocas veces escucharon.
Así, con ese panorama poco creíble, Salto comenzó a dominar y hacer sentir su supremacía, sobre todo por el sector izquierdo, por el que Odriozola tuvo serios problemas para controlar a un insoportable Carballo.
Pero no todo era culpa de Ordriozola, pues tampoco se tuvo esa primera marca fundamental que se debe tener en la mitad de la cancha, lo que permitió que Carballo fuera creciendo más y más, al punto de ser el gran responsable de que Salto se fuera al descanso ganando 2 a 0.
Pese a ese dominio que fue creciendo con el paso de los minutos, vale decir que Salto respetó a Paysandú, que las veces que se hizo de la pelota se encontró con una defensa conformada por cinco hombres, dejando en claro que pese a que a medida que el segundero se mareaba dando vueltas el local era consciente de que los jugadores de Paysandú podrían aparecer en cualquier momento.
Pero no hubo caso. Paysandú era una verdadera sombra.
La defensa no respondió como puede teniendo en cuenta que la desesperación ganó a los zagueros, que debieron salir del área generando una y otra falta a favor del local. En la mitad de la cancha Murieda y Frontán intentaban debatirse sin suerte, mientras que Caratte intentaba cumplir con ese ida y vuelta permanente sin gravitar, y el juego de López se tornaba intrascendente, aunque ambos sin cumplir con el papel protagónico que deben tener en la generación de fútbol de Paysandú.
Tan solo un remate por arriba de Murieda y un intento fallido de Frontán, fue el resumen de las chances sanduceras en la primera etapa. Pero mientras a Paysandú todo se le hacía nublado, el sol salía para el local.
Así Samit tuvo revancha después de perderse un gol cantado y terminó abriendo el marcador, mientras que Fagúndez definió solo frente al arco luego de que la pelota enviada en definición cruzada por Carballo diera en el caño derecho del arco de Acosta, y terminara en los pies del autor del segundo gol.
Pero todo cambiaría para el complemento. Betti se jugó a ganador y puso a Bianchi para que obligara arriba, y el resto del equipo entendió que Paysandú todavía no había salido a la cancha, que no había dado una pizca de lo que puede, y que había que dar vuelta a como diera lugar ese resultado adverso. Y en lo que quedaba de partido quedó en claro que Paysandú puede.
Los sanduceros recobraron la memoria, apostaron a jugar por abajo y sacaron a relucir toda la calma que no había tenido en la primera parte. Barreto, viejo zorro en esto de los clásicos, se puso el equipo al hombro y Salto pareció sentir la reacción sanducera.
Las jugadas hilvanadas, el abrir la cancha permanentemente, el toque buscando dominar al rival y llegar con pelota dominada al arco rival, aparecieron en el mejor momento.
Paysandú estaba en la cancha, había llegado finalmente al Dickinson, y estaba dispuesto a dar vuelta la historia, llegando una y otra vez al arco salteño.
Bianchi, como un titán debatiéndose entre la defensa, acortó la distancia. Pero Paysandú no se conformó y siguió buscando, más allá de que muchas veces dio ventajas en defensa que Salto, totalmente abrumado, no pudo aprovechar. Y Caratte, con un tremendo remate y algo de fortuna por el rebote final, puso las cosas en su lugar, logrado un empate con sabor a triunfo.
Es que Paysandú reaccionó a tiempo. Logró un empate importante de visita, jugando tan solo un tiempo. Y quedó en claro que haciendo lo que sabe durante 90 minutos, está para mucho más. Porque anoche, sufrió en vano 45 minutos, aunque se dio cuenta a tiempo.


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