Paysandú, Viernes 15 de Enero de 2010
Locales | 15 Ene Mariela Brasesco estudió en Young en el colegio San Vicente de Paul y luego en el colegio del Huerto en Paysandú; practicamente fue criada entre las monjas. Conoció la ciudad a muy temprana edad, pero nunca ocultó su predilección por el campo. Es una mujer rural y se siente orgullosa de tal condición. Cuando cumplió los 16 años sus padres se mudaron para la colonia Juan Gutiérrez. Hoy vive junto a su madre – María Teresa Piñeiro – con quien desarrolla un emprendimiento productivo en su establecimiento. Tiene 47 años y es la mayor de tres hermanos – Gonzalo y Gustavo – que son mellizos. Uno de ellos vive en Libertad y el otro en Colonia. Su padre, Eme Brasesco, hace quince años que falleció. Mariela recuerda el momento que su padre le dijo que si se venía para el campo había que trabajar. Hoy junto a su madre están abocadas al trabajo en la tierra y cuentan con la colaboración de un casero.
La producción es netamente ganadera con rodeo de cría para ovejas y vacas. Mariela dijo que “en el establecimiento se han hecho algunas mejoras intentando recuperar los campos naturales. Para ejecutar los trabajos más duros y pesados se contrata a alguien para que nos ayude. En cuanto al trabajo con el ganado lo hago yo misma con un casero que me acompaña. Para la instalación de alambrados eléctricos, cavar los pozos, colocación de piques y de postes y otras tareas similares se contrata a otras personas”.
Con relación a cómo es la vida por estos lugares, esta mujer rural destaca la importancia de sus entornos materiales. “En realidad acá la vida no es tan dura, porque hemos accedido a ciertas comodidades tales como la telefonía fija y móvil, televisión con servicio de DirecTV, Internet, automóvil, energía eléctrica y agua. Claro, todo se ha conseguido con mucho trabajo”, agregó.
Dejando por un momento el aspecto estrictamente material y comparando la vida de la ciudad con la del campo, Mariela no duda en afirmar que no hay como la vida en la campaña.
“Si es por la parte social siempre estamos efectuando eventos y encuentros entre los productores con jornadas que se hacen una o dos veces al año”.
“Siempre hay alguna actividad. No es de todos los días ni todas las semanas, pero siempre estamos organizando algo. Hay una Sociedad Fomento que articula varios encuentros. Además tenemos un muy buen relacionamiento entre los colonos”.
En la zona de la colonia Juan Gutiérrez conviven unas 22 familias, productores de quesos artesanales con queserías habilitadas. La entrevista mantenida con Mariela también oportuna para hablar sobre las últimas crecientes, que también anegaron esos territorios. “Es algo normal, pero nos habíamos olvidado”.
“Siempre la sufrimos. Hace unos diez años y tras una crecida rápida del río Queguay nos llevó unos animales. Fueron unas cuantas ovejas y el agua se vino muy de pronto”.
“Esta vez fue una creciente normal – de esas que suben y bajan – la que no afectó mucho. Estuvieron aisladas unos quince días, porque la calzada del Paso Andrés Pérez sobre el río Queguay quedó cortada.
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