Locales | 17 Ene El 28 de noviembre se cumplieron 9 años de la injusta muerte de mi esposo, Walter Alfredo Menta Felippone; 9 años de dolor e impotencia, porque quieran o no y le duela a quien le duela, lo dejaron morir.
Tenía tan solo 42 años, toda una vida por delante. Dejó dos hijos maravillosos (Andrés y Cristian) que todos los días precisan a su gordo; me dejó a mí, con el corazón destrozado. A la gente de Ancap ¿qué le puedo decir?, que Dios los perdone por querer dejar tapado el accidente de mi esposo, que ni siquiera a la Policía (Seccional 5ª) dejaron entrar, y por tratarme de mentirosa cuando yo decía que mi esposo había perdido más de 2 litros de sangre y ellos decían medio litro. Que Dios lo perdone por no haber sacado a Walter en un auto, ya que la ambulancia se encontraba con llave y sin batería.
La Justicia me dio la razón. Señores de Ancap, mi esposo murió prácticamente desangrado esas tres cuadras que lo hicieron caminar con ese terrible corte que lo llevó a la muerte. Declararon que Ancap tiene camillas portátiles, ¿dónde estaban esa tarde? No hubo ni siquiera un suero para irle reponiendo la sangre que había perdido. Aunque no lo crean, esto pasó en un ente del Estado como es Ancap. Después de su muerte me dediqué a luchar para que su muerte no quedara impune y me enfrenté a todo el mundo. Dios me puso en el camino a los abogados Jorge Eduardo Laborde y Gustavo Sabariz, dos seres humanos extraordinarios que trabajaron horas para que se hiciera justicia con la muerte de Walter. Y vaya si lo lograron, porque yo llegué a ellos con una sentencia perdida en primera instancia. Ellos saben que mis hijos y yo le vamos a estar toda la vida agradecidos, al Dr. Gustavo Sabariz por aguantar mi ansiedad muchas veces, aunque siempre tuvo una palabra de aliento para mí.
Tengo que agradecer a tanta gente que me ayudó a que la Justicia fallara a favor de la familia: a la Dra. Gladis Arrarte, patóloga del ITF; al Dr. Guido Berro, catedrático de la Universidad grado 5; a la Dra. Zully Domínguez, médica legista de la Suprema Corte de Justicia; al Dr. Fernando Bentancor; al Dr. Luis Araújo (padre); a todos los médicos, enfermeras, nurses del CTI del sanatorio Modelo que todos los días tenían una palabra de aliento y me daban fuerzas; al único periodista que desde que se conoció el accidente siempre tocó el tema sin tener miedo a ninguna represalia, que es el Sr. Luis Ovidio Vega y siempre cuando precisé un espacio en su programa me lo dio para contar la única verdad que hubo (a Walter lo dejaron morir); al Diario EL TELEGRAFO que siempre me publicó las solicitadas que escribí en contra de Ancap y del BSE porque nunca tuve miedo de hablar de ellos; a Martín Volpe, a todo el personal de Anda de Paysandú y Montevideo, cada vez que los precisé nunca me dijeron que no, siempre me solucionaron mi problema; a mi familia, vecinos, conocidos, amigos que siempre me dieron una palabra de aliento.
También están los que me decían que estaba loca porque un juicio al Estado no se le gana, pero cuando uno va con la verdad y tiene abogados que no se venden, que hacen lo imposible para ganar, se ganan. Al personal de Ucem también gracias porque fue la coronaria que atendió a mi esposo en Ancap (Dr. Fernando Bentancor), al diario La República que también publicó lo que el Sr. Luis Ovidio Vega les mandó (corresponsal del diario en Paysandú). A todos, muchas gracias.
A José Pereyra Das Neves, único compañero que ayudó a mi esposo llevándolo hasta la enfermería. Mis hijos y yo toda la vida le vamos a estar agradecidos, a mis abogados Jorge Eduardo Laborde y Gustavo Sabariz, mil gracias de nuevo, que Dios los bendiga a todos. A Carlitos Cóccaro que fue el compañero que le hizo un torniquete a mi esposo con su camisa llena de portland porque era lo único que tenía en ese momento. Nueve años me costó ganar este juicio, la Justicia tarda pero llega y lo que acá se hace acá se paga.
Nunca te vamos a olvidar, Walter. Hace 9 años en casa quedó un lugar vacío. Te amamos. Que haya paz en tu tumba. Tu esposa Alicia María Borches de Menta y tus hijos Richard Andrés y Cristian Daniel Menta Borches