Paysandú, Miércoles 20 de Enero de 2010
Opinion | 16 Ene Un informe de la Cámara Nacional de Comercio da cuenta que durante las fiestas tradicionales se registró un marcado incremento en las ventas, sobre todo en el área de los electrodomésticos, respecto a la situación que se dio el año anterior, lo que es evaluado incluso como una demanda que superó las expectativas más optimistas de los propios comerciantes.
Según este estudio, entre el 20 y el 31 de diciembre frente a un período similar al del año pasado “se dio un crecimiento significativo de las ventas de todos los giros comerciales”, con expectativas “que han sido superadas en la mayoría de las empresas consultadas”.
Este análisis tomó en cuenta datos de ventas de 45 empresas con 242 artículos de bazar, de confitería, calzado, electrodomésticos, artículos de tocador, cosmética y perfumería, vestimenta de damas y supermercados.
Según la evaluación de la cámara, este crecimiento se ha dado en el marco de una expansión de la economía, crecimiento de los ingresos de los hogares, altos niveles de ocupación laboral, disminución del tipo de cambio en los últimos meses del año y reducción de precios para algunos artículos, especialmente en el caso de los electrodomésticos.
El “boom” de las fiestas fue evidentemente la venta en este último rubro, sobre todo de artículos de electrónica, que crecieron nada menos que un 126 por ciento respecto al mismo período del año anterior, pero en cambio la mejora fue muy menor en otras áreas, como bazares, calzado, confiterías, supermercados, cosmética y perfumería y vestimenta de damas, que crecieron solo entre el 2 y el 12 por ciento, lo que da la pauta de que existen elementos a tener en cuenta para que se haya dado este escenario particular, pues no es la primera vez que ocurre en el país.
En primer lugar, debe tenerse presente que como nunca el ciudadano medio ha ingresado en una espiral consumista, y que la disponibilidad de dinero se conjuga con tentaciones que surgen a diario de ofertas y del continuo avance de las tecnologías, que hace que los artículos, al mismo tiempo de abaratarse, “caducan” por obsoletos o simplemente porque los nuevos tienen mejores prestaciones.
Este incremento del consumo no sería posible si nuestro país hubiera sido golpeado duramente por la crisis económica internacional, como sí lo fueron sobre todo países del primer mundo, que todavía no han podido zafar definitivamente del marco de recesión registrado desde fines del año 2008, por lo que la crisis nos impactó en la primera mitad del año para situarse en una paulatina recuperación del escenario en la segunda mitad, aunque sin llegar todavía a los niveles de crecimiento de 2008. Es altamente positivo que el Uruguay haya podido superar sin traumas la coyuntura adversa internacional y no puede soslayarse que la suerte ha estado con nosotros en esta oportunidad, desde que la Administración Vázquez no tuvo la previsión de adoptar políticas contracíclicas en la economía y, por el contrario, incrementó el gasto público como si la bonanza fuera a durar siempre, lo que compromete la situación para el próximo gobierno, aún teniendo en cuenta que la economía apenas ha sido rozada por la crisis financiera internacional.
El punto es cómo hacer para que esta expansión económica resulte sustentable, pese a que se ha gastado en demasía y comprometido recursos para el siguiente período, porque si bien hemos tenido un crecimiento en las ventas que da la pauta de un mayor poder adquisitivo, debemos tener presente que la mayor parte se ha hecho a crédito, y que por lo tanto buena parte de la población ha establecido compromisos económicos que implican una menor disponibilidad para los gastos corrientes. En este aspecto Paysandú ha repetido en las últimas décadas un ciclo de récord de ventas y posterior depresión que dura varios años, justamente debido al alto endeudamiento comprometido por la población, que en casos extremos como en las crisis de 2002 termina diezmando los salarios de los trabajadores sin posibilidad de recuperación.
Pero fundamentalmente las ventas en electrodomésticos significan que el dólar se ha depreciado en prácticamente un veinte por ciento en el año, lo que favorece sustancialmente las importaciones, con la contrapartida de que a la vez en la misma medida significa menor rentabilidad para nuestro sector exportador, que es uno de los motores de la economía.
Por lo demás, han aumentado los salarios en dólares, por efecto de esta depreciación y ello significa un encarecimiento en el costo de producción y servicios, al punto que los mismos empresarios de la Cámara Nacional de Comercio están pidiendo una moderación en los incrementos salariales para este año a efectos de poder mantener la ecuación económica de sus emprendimientos.
Estos elementos indican que no es oro todo lo que reluce, sino que estamos ante elementos en apariencia positivos en un contexto que no indica por ahora que haya sustentabilidad, por lo que el nuevo gobierno deberá hilar muy fino para conciliar estos factores, a efectos de lograr que el impulso consumista de hoy no resulte un espejismo en una realidad de incertidumbre por el futuro.
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