Paysandú, Viernes 29 de Enero de 2010
Deportes | 25 Ene Ni el más optimista simpatizante salteño podría haber esperado que su equipo callara como lo hizo a las 3.000 personas que no defraudaron y se sumaron al Estadio Artigas para darle apoyo a Paysandú. Y ni el más pesimista hincha de la selección sanducera de fútbol podría haberse imaginado que su equipo cayera de la forma contundente en la que lo hizo.
Este 3 a 0 con el que se retiró Paysandú de la cancha fue un baldazo de agua fría que sintieron no solo los hinchas sino el equipo todo. Había que ver las caras de los futbolistas mientras iban bajando por el túnel rumbo a los vestuarios, o el rostro de preocupación del técnico Ulises Betti, que miraba a la nada como intentando --en esos primeros minutos posteriores al partido por el Litoral Norte-- encontrar una rápida explicación a lo sucedido.
Pero no es fácil encontrarle la vuelta al momento de la selección. Como hace mucho tiempo que no sucede, esta selección tiene un plantel con enormes posibilidades, con jugadores que han rendido a todo nivel y que tienen experiencia no solo en este tipo de torneos sino también profesional.
Hay plantel como para no solo pelear palmo a palmo el título, sino como para hacerlo con buen fútbol. Pero del dicho al hecho, dicen, hay un largo trecho. Y Paysandú es un fiel reflejo del mismo: el equipo no funciona, pierde rápidamente el concepto de lo que pretende el técnico en base a lo que puede dar el seleccionado, y para colmo de males partido a partido son más las individualidades que no aparecen.
Así como López quedó afuera de la convocatoria tras no haber rendido lo que puede en los dos primeros partidos, tras el clásico ante Salto quedó en claro que Betti deberá hacer borrón y cuenta nueva en cuanto a la oncena, y evaluar las posibilidades de incorporar en la cancha a otros que esperan el momento.
Al menos, cuando hay que jugarse todo por el todo en el partido del miércoles ante Mercedes, es una propuesta válida para intentar dar el sacudón necesario para que se reaccione. Porque está claro que nadie imaginaba que en una serie de tres, en la que clasifican dos, fuera Paysandú el que estuviera obligado su último partido para poder acceder a la siguiente instancia.
La respuesta a lo que le sucede a esta selección seguramente no la tiene ni siquiera el técnico, por lo antes expuesto. Pero también hubo algunos jugadores que no se adaptaron a la idea, que parecieron no encontrarse cómodos en sus posiciones. Y el virus se ha extendido a todas las líneas, aunque parece que Acosta es inmune a la situación ya que el golero se ha transformado en la figura de este equipo que es un espejismo del que puede verse. Es que la selección es insegura atrás, no recupera la pelota en la mitad de la cancha y cuando lo hace, termina enviando pelotazos intrascendentes que son controlados en su gran mayoría por los defensores rivales.
Y la ansiedad ha sido otro de los factores que ha complicado a Paysandú, al que le ha sido muy difícil mantener la calma y no solo en situaciones adversas en el marcador, sino también en Mercedes, cuando ganaba y no pudo controlar el partido. Paysandú tendrá que mejorar y mucho si es que quiere asegurar la clasificación. Porque Mercedes demostró en el “Koster” que puede plantear un juego dinámico, de control de pelota, cristalizar jugadas con la pelota en los pies y enloquecer a la defensa. Y a esta altura, cuando el reloj aprieta de cara a la última chance, habrá que cambiar la pisada en todo sentido. STB
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