Paysandú, Viernes 29 de Enero de 2010
Opinion | 27 Ene De acuerdo a lo manifestado a EL TELEGRAFO por el director de Obras de la Intendencia de Paysandú, Marco García, las obras de recuperación del empedrado de calle Sarandí a la altura del Mercado Municipal estarían concluidas, y consideró que si bien los adoquines no están perfectamente nivelados, al menos eso sirve para obligar a los vehículos a transitar lentamente. Justificó la mala calidad de los trabajos en que son adoquines históricos, y que “en Colonia están peor y nadie se queja”. Ciertamente el análisis del jerarca es correcto, puesto que en el actual estado de Sarandí es imposible transitar a mayor velocidad que la de peatón, y aún así los adoquines están mejor dispuestos que la famosa “Calle de los Suspiros” de la ciudadela coloniense. Pero respecto al carácter histórico nuestro empedrado dista mucho de aquél, por cuanto los nuestros son adoquines comunes como todos los que tapizaron las calles del Río de la Plata a fines del Siglo XIX, mientras que Colonia del Sacramento es al menos 200 años más antigua, con características propias de la construcción medieval. Es así que allá las calles tienen un canal de drenaje hacia el centro de la calzada por donde corrían las aguas servidas, puesto que en esa época las casas no contaban con saneamiento. En esas circunstancias nivelar la calle sería un acto criminal, pero en Paysandú es una necesidad que nada resta al carácter “colonial” que se le pretende dar al paseo, puesto que a esta altura ya ni siquiera el Mercado conserva su estructura. Por otra parte es contradictorio que se pretenda mantener allí la Feria Franca cuando los principales clientes son personas mayores, las cuales arriesgan una caída o fractura de tobillo o cadera a cada paso sobre los adoquines. Extrapolando esta política de urbanismo mal entendido, tampoco obliguemos a mantener las veredas en buen estado en ninguna parte de la ciudad, porque si en Sarandí son válidos los pozos, desniveles, escalones y demás, no se puede esgrimir que las veredas deban estar bien pavimentadas para que los peatones no tropiecen.
En cambio si lo que se pretende es mejorar el aspecto visual, lo que tendrían que hacer es un trabajo a fondo, levantando todas las piedras, haciendo una buena base y luego colocando los adoquines uno a uno, guardando la distancia justa entre ellos y lo más parejo posible, como se hizo en la zona portuaria de Gualeguaychú, con resultados espectaculares tanto para el tránsito como en lo estético. Pero si lo que se busca es obligar a reducir la velocidad del tránsito, entonces tampoco sigamos gastando en arreglar los pozos de la ciudad, o utilicemos el método del camino a Piñera, que está comprobado que nadie puede circular a más de 25 kilómetros por hora.
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