Opinion | 28 Ene En lo que constituye una muy buena noticia para Paysandú, el Centro Universitario (CUP) dio inicio a las obras de construcción de su nuevo edificio, proyecto que en una primera etapa abarcará 600 metros cuadrados distribuidos en tres plantas. El emprendimiento significa una inversión cercana a los diez millones de dólares y mejorará sustancialmente la operativa de la institución, dotándola de aulas e instalaciones para el mejor desempeño del personal administrativo y docente.
Desde hace décadas, desde nuestra línea editorial, hemos bregado por la descentralización de la Universidad de la República como proceso imprescindible para la equiparación de oportunidades y por ende para despegue definitivo del país. Basándonos en las características poblacionales y estratégicas de nuestro departamento, también hemos reclamado por la ampliación de la oferta educativa universitaria, pero una y otra vez las políticas centralistas han interpuesto sus vanas razones, truncando las expectativas de muchos estudiantes y obligando a otros a abandonar su lugar de nacimiento para ir, con enorme esfuerzo, en pos de sus sueños.
En este contexto, donde la educación reclama replanteos y un presupuesto que verdaderamente apunte al salto cualitativo, el Centro Universitario de Paysandú representa un verdadero polo de oportunidades, donde cada año miles de jóvenes se preparan para volcar sus habilidades a la sociedad y satisfacer las demandas de un mercado laboral cada día más exigente. Mientras el anhelo de una Universidad al alcance de quienes más lo necesitan continúa perdido en los eslóganes políticos de turno, esta institución sigue marcando el camino del crecimiento y la continua ampliación de la oferta educativa, pero además apostando al incremento de su capacidad locativa. Estamos ante un gran avance, pero aún insuficiente para un país que lucha por no perderle pie al mundo.