Paysandú, Lunes 01 de Febrero de 2010
Locales | 29 Ene Las ferias y remates ganaderos marcaron un tiempo de fecunda vida comercial en el ámbito rural. Los locales afines generaron importantes transacciones, con ventas – que al año – significaban unos cuantos miles de cabezas de ganado.
El local Tres Árboles, instalado en los campos de la estancia La Calera se encuentra sobre una gran curva, en el camino de la Ruta de los Charrúas, al este del departamento. Al frente de su construcción se levanta majestuosa la capilla Sagrado Corazón de Jesús de la localidad de Tres Árboles. Este local de remates ganaderos encierra nostalgias de un tiempo que fue trascendente para los productores de la zona. Una rígida estructura en concreto, una generosa tribuna construida en material, una batería de baños y los bretes que aún se mantienen casi intactos, son los vestigios de un movimiento que pautó a estos escenarios de compra y venta de ganado.
El local, construido por el doctor Pablo “Pardo” Santayana propietario de la estancia La Calera y figura referente para los vecinos de la zona, movilizó fuertes ventas llegando a transacciones de siete a ocho mil vacunos al año. Las actividades comerciales se efectuaban siempre durante los días hábiles.
Según se desprende del relato colectivo, los comienzos de las actividades referidas se remontan a fines de los años 1950. En este típico local de remates ganaderos se vivían intensas jornadas de trabajo, con la participación de unos ocho a diez productores de la zona. Otros llegaban en aviones particulares, negociaban y se iban. Eran remates de mucho volumen y de grandes lotes, donde la comercialización de unos cinco mil vacunos, podía llevar dos horas o más. El local estuvo a cargo de la firma Sixto J. Dutra y posteriormente operó la firma Alejandro Victorica. De acuerdo al relato de Mabel Moreira – vecina del lugar – “en 1990 se hizo un importante beneficio para la escuela 60 don Luis Ignacio García, de Tres Árboles”.
En octubre de 1999 se efectuó la última gran feria ganadera con la firma Victorica, siendo el capataz de tropa del local de feria, el alambrador Pitino Pereira. Era un local que operaba con la base del ganado de Santayana y productores de la zona de Tres Árboles.
La comercialización promedio nunca fue por menos de tres mil vacunos y los embarques se efectuaban en vagones de la estación de ferrocarril Tres Árboles, ubicada a unos quinientos metros al sur del local.
Los nuevos tiempos marcan otras realidades y de aquellos grandes encuentros festivos sólo queda el grato recuerdo en la gente del lugar. Los remates por pantalla seguramente hicieron lo suyo y conspiraron con la continuidad de esos encuentros que movilizaban a los vecinos de la zona, beneficiando a los pobladores, quienes generaban algunos ingresos extras con la venta de empanadas y pasteles caseros. Este capítulo dentro de la historia de las actividades rurales del departamento dejan un sin fin de anécdotas, pero quizás la siguiente encierre el valor que esos encuentros conservaron durante mucho tiempo. Según se desprende del comentario de los lugareños, en una de esas extensas jornadas en las que se compartía mate, carne asada e interminables charlas, una de las firmas que operaba en el local distribuyó entre los presentes un postre individual para cada uno de reconocida marca sanducera.
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