Policiales | 29 Ene Un apagón generado por un cortocircuito causó inquietud ayer por la tarde en el Hospital Escuela del Litoral, ya que varias salas quedaron sin luz y debieron ser abastecidas momentáneamente por generadores. Ya sobre las 23, técnicos de UTE continuaban trabajando para restablecer el servicio en la totalidad de las instalaciones, en tanto estaría descartada una sobrecarga como causante del siniestro.
Según información extraoficial obtenida por EL TELEGRAFO, el apagón comenzó poco después de las 17.15. Minutos antes, los funcionarios del área de cocina percibieron olor a plástico quemado y chasquidos provenientes del recinto subterráneo contiguo, donde están instalados los tableros centrales de la instalación eléctrica. Mientras personal de bomberos y de UTE se preparaban para atender la emergencia, las autoridades del centro de Salud, encabezadas por la directora Salomé Wolman, ordenaron la puesta en funcionamiento de dos equipos generadores, lo que devolvió el abastecimiento a la sala de Terapia Intensiva, el block quirúrgico, la planta de oxígeno y posteriormente la zona de laboratorios. Los funcionarios de UTE y de bomberos descendieron al sótano y comprobaron que las instalaciones estaban dañadas por un pequeño foco ígneo presumiblemente provocado por un cortocircuito. La doctora Wolman recorrió todas las instalaciones para transmitir tranquilidad tanto a los funcionarios como a los pacientes, en tanto se suspendieron las intervenciones quirúrgicas por coordinación, manteniéndose el servicio de emergencia. Asimismo, se trasladó la medicación que requiere refrigeración hacia equipos que en esos momentos no eran afectados por el apagón, al tiempo que logró restablecerse el funcionamiento de la lavandería, donde se esteriliza todo el material necesario para cirugía, así como en el área de cocina. Además de coordinar estas tareas, Wolman se comunicó con las autoridades nacionales de Salud Pública, quienes pusieron a disposición los fondos necesarios para atender la emergencia. Asimismo, se estableció provisoriamente un régimen especial de visitas con un solo acompañante por paciente. “La gente y los funcionarios respondieron muy bien”, dijo Wolman a EL TELEGRAFO. Pasadas las 23, los técnicos seguían trabajando en el subsuelo para reparar las instalaciones y devolver el abastecimiento a la totalidad de las salas. Según trascendió, el centro de salud contrata una potencia equivalente a 400 Kw, pero promedialmente utiliza 220 Kw, lo que aleja la hipótesis de una sobrecarga como causa del siniestro, aún cuando las altas temperaturas exigían un consumo superior al habitual.