Nacionales | 03 Feb Algunas asperezas
Las cosas obviamente no podían quedar bien y por fin lo admitieron. El secretario general del Partido Socialista, Eduardo Fernández, admitió que quedaron “algunas asperezas” tras el proceso interno que frustró la postulación de Daniel Martínez a la Intendencia de Montevideo.
Consigna “Últimas Noticias” que un fuerte abrazo entre Daniel Martínez y Ana Olivera abrió la primera asamblea de la departamental del Partido Socialista, luego que se resolviera la postulación de ésta como candidata a la comuna.
Todos los dirigentes procuraron transmitir unidad. Fernández destacó que la fuerza política “está más firme que nunca”, detrás de Olivera, a quien calificó como una “gran candidata para Montevideo”. Sin embargo, reconoció que quedaron pendientes “algunas asperezas” entre algunos sectores tras la elección de Olivera. Dijo que “habrá que hablar y discutir con tiempo”, para que no tengan efectos negativos durante la campaña electoral. Martínez, por su parte, se preocupó por dejar bien en claro su apoyo a Olivera, pese a que tras el plenario del viernes su partido emitió una declaración en que consideró vetado a su candidato. “Trabajaremos donde nos toque trabajar, porque ningún socialista se ata a ningún cargo”, dijo. Señaló además que en ningún momento se “sintió traicionado”, aunque no ahondó en este aspecto.
“Un verdadero mamarracho”
El ex diputado nacionalista Alem García considera que el actual proceso electoral es un “verdadero mamarracho” y que los dirigentes políticos que lucharon para imponer la reforma electoral y ahora quieren volver a cambiar el sistema “no tienen vergüenza”. García fue el único legislador nacionalista que votó en contra de la reforma constitucional de 1996.
“Lo único bueno que tenía la reforma constitucional era el balotaje, porque creo que un gobierno debe tener una base importante de apoyo popular, pero todo lo demás era un disparate. Fue un error liquidar nuestro sistema electoral anterior y una prueba de ello es que ahora en algunas provincias argentinas se ha implantado el sistema electoral que antes tenía Uruguay”, dijo a “La República”. “Aquel sistema electoral muy bueno que teníamos, y que ahora lo están implantando en algunas provincias argentinas y en algunas zonas de Europa, se derogó y se impuso este verdadero mamarracho que tenemos como proceso electoral, con elecciones múltiples a lo largo de casi dos años”, añadió García.
Dos años de elecciones
García hizo un buen resumen de lo que es nuestro proceso electoral: “Primero vienen las elecciones internas, que son verdaderas elecciones nacionales y tienen una puja muy fuerte, donde hay que tener en cuenta que seis meses antes de estas elecciones todo el elenco político nacional ya está en campaña electoral.
Después vienen las elecciones nacionales de octubre para elegir Presidente y Parlamento; si ningún partido supera la mitad de los votos más uno, viene el balotaje, y por si tres elecciones fueran poco para un país, después vienen los comicios de mayo para elegir intendentes y ediles de las juntas departamentales”.
“En definitiva, durante casi dos años tenemos a todos los políticos de Uruguay inmersos en una larga campaña electoral. ¿Fue conveniente esta reforma? ¿Es conveniente que todos los políticos uruguayos estén dos años pensando en las elecciones, en vez de estar trabajando en sus cargos para solucionar los problemas de la comunidad? Por el contrario, uno los observa luchando a brazo partido para volver a obtener su cargo”, opinó García.
Sin miedo
Y hablando de reformas, damos paso a la estatal. El presidente electo, José Mujica, llamó a no tener “miedo” a la reforma del Estado. Informa “El País” que, en su audición radial y tras una larga introducción con duras críticas al sistema neoliberal que “tuvo su auge” en los ‘90, Mujica se refirió a la reforma y a los obstáculos que habrá que sortear para implementarla. “Toda política de cambio empieza por chocar con un instinto conservador que humanamente nos aparece siempre ante la incertidumbre”, señaló.
Sostuvo que al hablar de “alguna reforma del Estado”, hay gente “que piensa que va a perder privilegios, y otra gente piensa que en definitiva más vale no arriesgar y mejor luchar por el status quo”. Y habló de lo permanente del cambio: “El agua que tu conociste y la ves pasar ya no las volvés a ver. Porque la vida es esto y por lo tanto, la necesidad del cambio debe ser cultivada colectivamente sin miedo”.
Aprovechó para criticar duramente las reformas originadas por el neoliberalismo. Dijo que durante el auge de estas políticas se emprendieron “muchas reformas, muchas de las cuales tuvieron diversa suerte” y así se “desmontaron muchas cosas con razón”, pero que también se originaron “verdaderos disparates”.