Paysandú, Martes 09 de Febrero de 2010

Agotamiento de recursos y superpoblación

Opinion | 09 Feb El cambio climático, el uso irracional de los recursos naturales y su consecuente posibilidad de agotamiento en el mediano y largo plazo, son amenazas ciertas que penden como espada de Damocles sobre la humanidad, si no se acuerdan acciones que permitan si no revertir por lo menos controlar la evolución de los parámetros más preocupantes en este escenario, que son a la vez muy diferentes en la comparación entre regiones e incluso entre países.
Igualmente está bien diferenciada la incidencia que por ejemplo tienen los países desarrollados y los del mundo en desarrollo en este esquema, por cuanto los países industrializados, con Estados Unidos a la cabeza, son los mayores consumidores y a la vez tienen la mayor responsabilidad en el agotamiento de estos recursos. Es notorio que el cinco por ciento de la población mundial consume el mayor porcentaje de la producción energética mundial, y este mismo esquema se da en materia de alimentación y consumo de bienes y servicios, lo que da la pauta de que a efectos de promover una mayor calidad de vida se están sobreutilizando recursos en desmedro de otros grupos de población que resultan postergados a la hora del reparto de la riqueza.
El crecimiento de la población mundial es precisamente la condición extrema y que pone a prueba la capacidad del ser humano para adaptarse a esta evolución entre oferta y demanda de recursos, aún teniendo en cuenta que las nuevas tecnologías permiten un uso más eficiente y hacen rentable la extracción y explotación de materia prima que hasta no hace mucho era descartada por antieconómica. Y en este escenario no puede haber ninguna duda de que el ritmo de aumento de la población mundial ha sido determinante para que se necesite en forma cada vez más imperiosa avanzar en tecnologías y productividad a efectos de acrecentar la oferta de alimentos y de energía. Estos son aspectos fundamentales para atender esta mayor presión sobre los recursos naturales, cuyas consecuencias se observan a la vez en la expulsión de gases nocivos a la atmósfera, las emanaciones que causan el efecto invernadero y desechos tóxicos que afectan el ecosistema, sin olvidar trastornos como la creciente tala de bosques y selvas, deslaves como consecuencia de explotaciones irracionales y asentamientos en lugares vulnerables, por situarnos solo en algunos aspectos de una problemática muy vasta y que se proyecta en prácticamente todas las áreas. Las previsiones sobre el aumento de la población mundial hasta no hace muchos años eran realmente pesimistas, desde que si bien en las naciones desarrolladas y algunos países en desarrollo, como Uruguay, el crecimiento ha sido mínimo o aún nulo, en países del Tercer Mundo e incluso en China e India, los más poblados del mundo, la tasa de crecimiento poblacional impulsaba esta tendencia.
Pero las condiciones socioeconómicas han cambiado y repercutido en este aspecto, al punto que los expertos están dando cuenta, en forma coincidente, que se ha registrado una fuerte caída de la fertilidad en los países en desarrollo, los que lentamente van ingresando en un esquema similar al de los países desarrollados.
Dejando de lado lo ocurrido en China, donde la caída ha sido impuesta por decisión del régimen, los datos proporcionados por organismos internacionales indican que en lugares como Brasil, Indonesia, la misma India, la tasa de fertilidad ha bajado y actualmente es del orden del 2,1 por ciento y aún menos, teniendo en cuenta que este valor es considerado como consistente con una población estable y como una tasa de fertilidad de reemplazo.
De mantenerse esta tendencia, todo indica que en algún momento entre los años 2020 y 2050, el índice de fertilidad mundial va a caer por debajo de la tasa de reemplazo a nivel global. Las causas de esta reversión tienen su origen en un cambio del patrón familiar en amplios sectores de la población de países en desarrollo, donde la riqueza ya no se mide en hijos, y se está transitando un camino similar al ya recorrido por naciones desarrolladas. Las nuevas clases medias de China, India y Brasil están limitando el número de hijos, y aún en los círculos de pobreza se ha dejado de creer que un hijo es una especie de póliza de seguro.
Ahora, este enlentecimiento en alcanzar la figura de la superpoblación es apenas un respiro que puede tener la humanidad en un escenario global de presión sobre los recursos naturales, que agrega a la vez el factor negativo del envejecimiento poblacional. El gran desafío en el mediano plazo es cómo lograr una mayor equidad en la calidad de vida de los pueblos, para que dejen de estar de un lado los grandes consumidores y del otro miles de millones de seres humanos en estado de pobreza y serias dificultades para el acceso a bienes y servicios, para por lo menos tener la mitad de la gran batalla ganada.


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