Paysandú, Jueves 11 de Febrero de 2010
Opinion | 05 Feb Introducir medidas preventivas en la vida cotidiana y exámenes efectuados a tiempo son medidas que podrían acortar el alcance del cáncer en nuestro país. Al conmemorarse ayer el Día Mundial Contra el Cáncer, en numerosos ámbitos se instalaron espacios de reflexión acerca del tema, en un momento en que el cáncer ocupa el segundo lugar entre las principales causas de mortalidad en Uruguay, afectando a personas de todas las edades.
A lo largo de la jornada las instituciones vinculadas a la salud divulgaron consejos respecto a las actitudes de vida a adoptar para que la prevención sea un verdadero hábito, tales como mantener una dieta balanceada, hacer ejercicio, cuidar el peso, tener una adecuada higiene sexual y regular la exposición al sol. Pese a lo reiterado, los profesionales y ciudadanos consustanciados con el tema consideran que es necesario extender la información a un público que no siempre es receptivo ni propenso a cambiar los malos hábitos adquiridos.
Pero afortunadamente los esfuerzos encarados en el combate contra el cáncer han dado frutos y progresivamente la mortalidad prácticamente en todos los tipos de tumores se ha reducido. Además, el 70% de las manifestaciones de cáncer que se presentan en los niños se curan, ocurriendo lo mismo con el 55% en los adultos.
Lógicamente y cualquiera sea la edad de la persona y el momento, tomarse una pausa para someterse un examen que permita identificar la existencia de riesgos de contraer cáncer es una actitud responsable y acertada. En contrapartida, pese al escaso tiempo disponible por paciente dada la cantidad de citas que deben atender en una jornada de consulta, los médicos deben estar atentos a las señales –visibles o no-- en cada persona, por pequeñas que sean, que puedan hacer pensar en la aparición del temido mal. Es que lograr diagnósticos tempranos es vital, tanto para la salud del paciente como para su familia y su entorno.
Para tranquilidad de quienes son conscientes de la necesidad de prevenir, diagnosticar y en el peor de los casos, curar, los actuales profesionales de la medicina cuentan con la preparación, recursos y --sobre todo-- compromiso adquirido para investigar cada caso con ahínco y prevenir, diagnosticar o curar con la menor pérdida anatómica, funcional y estética posible. Ello, sumado a la educación en la sociedad, debería ser suficiente para desplazar a la brevedad al cáncer a un lejano lugar en la fatídica lista de las causas de muerte.
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