Paysandú, Domingo 14 de Febrero de 2010
Locales | 09 Feb Preocupado por los problemas que se registran en el tránsito y aportando sus conocimientos para minimizarlos, el ingeniero Lucas Facello abogó por un mejor ordenamiento, evitar la politización del tema y actualizar los requisitos y exámenes para obtener la licencia de conducir.
En diálogo con EL TELEGRAFO, Facello citó varios ejemplos de cómo se puede mejorar el sistema de tránsito en las calles de todas las ciudades, vinculando el tema fundamentalmente a la educación y la concientización. También hizo una crítica a cómo se planifican las ciudades, específicamente con respecto al tránsito vehicular, los estacionamientos y las prioridades de circulación. En el caso sanducero, él mismo hizo un trabajo de asesoramiento durante el gobierno de Alvaro Lamas, el cual considera que aún tiene vigencia en muchos aspectos.
EL CAOS SOCIAL
Facello, estudioso del tema y sus consecuencias, señaló que el sistema de tránsito y sus problemas muestran la forma de ser de una sociedad. “Cuanto mayor caos social hay, más se refleja en el tránsito, es un tema de los valores de la sociedad y de los jóvenes”, definió el ingeniero Facello. “Es normal que en los países que están peor desde el punto de vista social, también el tránsito sea peor que en otros lugares”. También definió este problema por nuestra cultura latina, menos propensa al cumplimiento razonado de las normas.
Facello comentó que trabajó en algunas consultorías solicitadas por intendencias del Interior, como Salto, Durazno y San José, y actualmente cumple asesorías a gobiernos de Argentina y Colombia, mencionando que la pasada semana estuvo en la ciudad colombiana de Cali. Afirmó que la realidad es muy similar en estos países, pero contó que en el caso de Cali se realizó una gran campaña de concientización con fuertes multas a los peatones para que respetaran la luz roja del semáforo y “duró seis meses, durante los cuales se les aplicó multas jmy caras a los peatones con un control personal. Ahora se cambió por un sistema de penas alternativo, que puede ser ir todos los días a barrer el piso de una escuela”.
Las formas de intentar esa toma de conciencia por quienes conviven en una ciudad, peatones y conductores, varían de acuerdo a cada país o región.
ACEPTAR EL CASCO
Mientras que en algunos departamentos de Uruguay todavía se discute el cabal cumplimiento de la ley de tránsito --casco, cinturón de seguridad y luces encendidas-- “en el mundo casi ni se discute el uso del casco”. Sobre lo que pasa en nuestro país, dijo que “es por mala información, creer que uno tiene la cabeza súper dura o por pensar que lo necesitan solo quienes van en moto a velocidad alta, y eso no es así”.
Además, destacó la importancia de usar un buen casco. “Debe pesar entre 800 y 1000 gramos, y estar bien ajustado a la cabeza”, dijo el técnico, señalando que “un casco grande es casi tan peligroso como no usarlo” en un niño. En este sentido, puso como ejemplo un trabajo de educación que se está haciendo en Argentina, donde muchas madres llevan a sus hijos a la escuela con el mismo casco de una persona mayor, pensando que están protegidos. Sin embargo, el niño con un casco tan flojo corre graves riesgos en caso de caída o choque.
LOS “VULNERABLES”
Facello también se refirió a la ingeniería de tránsito que debe aplicarse a las ciudades, con políticas de prioridad en determinados sectores de los ciudadanos o a zonas de la ciudad. Así, definió por ejemplo lo que llamó “los usuarios vulnerables” de las calles, como son los peatones y ciclistas, y problemas como la falta de reglas de juego claras para los usuarios de la vía pública, como es el caso de las rotondas, “no siempre bien ubicadas y comprendidas por quienes deben transitar”.
También habló de “un contrasentido” que hay en Paysandú desde hace muchos años y que implica peligro para el tránsito, como lo es el estacionamiento de motos en el cantero central de avenida España, ubicado a la izquierda --lo que debería ser una senda de tránsito rápido-- y además que quien estaciona allí, cruza la calzada en la mitad de la cuadra, y en esos casos el peatón es más vulnerable aún. También recordó que la tendencia generalizada en el mundo es que la zona céntrica de las ciudades sea más peatonal y con menor movimiento vehicular y a velocidades bajas, “no más de 20 o 30 kilómetros por hora”. Sin embargo, aclaró también que “cada ciudad necesita un estudio específico, no se puede aplicar algo generalizado”, y él hizo en Paysandú un análisis pormenorizado con su respectivo informe en el período 2000-2005 que aún tiene vigencia en muchos aspectos, ya que la ciudad no cambió demasiado, y ya en aquel entonces se preveía el crecimiento del parque automotor, sobre todo de las motocicletas.
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