Locales | 10 Feb Tras la turbonada del 2 de febrero, el Refugio Nocturno de Paysandú amplió su servicio voluntariamente por parte de los integrantes de la organización social a cargo, cubriendo las 24 horas.
Laura Krenz, coordinadora del refugio explicó a EL TELEGRAFO que “debido a la última turbonada, trasladamos a muchas personas al refugio ya que fueron afectadas por las inclemencias del tiempo. En este momento tenemos 52 personas, la mayoría son niños y muchos de ellos son bebés. Estamos con la capacidad colmada, solo tenemos dos lugares disponibles que es para una señora de afuera que tiene riesgo de quedar evacuada si las lluvias persisten y ella con su hijo menor vendrían al refugio y el resto de los niños al hogar del INAU”.
Es muy importante el trabajo realizado en el refugio por docentes, psicólogo y asistente social. A ese lugar llegan habitualmente personas en situación de calle que son unas 30, lo que formarían la población estable del refugio. También acuden víctimas de violencia doméstica, personas alojadas ahí por órdenes judiciales y evacuados.
Las situaciones son diversas, lo que requiere de un trabajo interno muy planificado y estudiado para que la convivencia sea tranquila y ordenada.
Todos acatan las reglas de convivencia en cuanto a conducta dentro de los dormitorios y los hábitos higiénicos.
La limpieza y las comidas la realizan las personas allí alojadas con la supervisión de los funcionarios.
El trabajo interinstitucional funciona muy bien, entre la oficina de Promoción Social, oficina del Ministerio de Desarrollo, INAU, Poder Judicial, “se ha creado una forma de trabajo que está muy coordinado. La gente colabora con donaciones en forma anónima, incluso muchas veces esa colaboración consiste en horas de trabajo voluntario para lavar la ropa por ejemplo o venir a entretener a los niños. Todo eso es invalorable”, concluyó Krenz.