Paysandú, Sábado 20 de Febrero de 2010
Locales | 18 Feb Bautizada como “superleche”, fue elaborado por la Estación Experimental del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) de Balcarce y su principal característica es la cantidad de beneficios que trae a la salud, mucho más que la leche tradicional.
Gerardo Gagliostro, ingeniero del INTA, sostuvo que “el contenido graso es menor al de una leche común, pero con la particularidad que la vaca misma le quita aquellos ácidos grasos que son contraindicados desde el punto de vista de salud humana, es decir que aquellos que elevan la concentración de colesterol malo y elevan la concentración de triglicéridos en los consumidores”.
Agregó que por otro lado, “aumenta en estas leches la presencia de ciertos ácidos grasos, de ciertas moléculas que tienen propiedades muy promisorias sobre la función cardiovascular y también efectos antitumorales demostrados en animales de laboratorio -por el momento- y en líneas tumorales humanas cultivadas in vitro”.
Se trata de un producto “natural”, sin modificaciones una vez ordeñada la vaca. Esto se debe a que los nutrientes adicionales llegan a la leche gracias a un cambio en la dieta del animal y uno a aditivos posteriores al ordeñe. “La modificación se hace sobre la alimentación de la vaca. Se la suplementa con oleaginosas, es decir con alimentos que contengan aceites insaturados. Y con eso la vaca misma, a nivel de su glándula mamaria, genera un cambio profundo importante, en la composición de la fracción grasa de la leche, que se vuelve más saludable desde el punto de vista de la salud cardiovascular para el consumidor”, señaló el experto.
Si bien se encuentra en una primera etapa de desarrollo, la “superleche” ya es utilizada en algunos tambos del partido bonaerense de Chivilcoy, cuyos empleados son entrenados por los especialistas del INTA en el manejo y aplicación de la nueva tecnología.
“Hay una quesería que está transformando la leche especial producida con la tecnología del INTA en quesos, que ya están en el proceso de etiquetado con certificación del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) y están a disposición de los consumidores, sólo que por el momento a una escala reducida”. Se trata de quesos de tipo tybo, sardo, reggianito y provolone. “Tenemos que seguir sumando tambos que produzcan este tipo de leche para aumentar la oferta de productos lácteos generados con ella”.
El objetivo, sostuvo Gagliostro, es “generar alimentos funcionales para que la gente se enferme menos”. “Funciona en un contexto preventivo más que curativo. No es un medicamento, aunque se invocan efectos muy promisorios”.
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