Paysandú, Sábado 20 de Febrero de 2010
Opinion | 18 Feb La palabra héroe nos remite, por lo general, al cine, la televisión o los libros de historia. En un mundo globalizado en el que las tecnologías han acortado el tiempo y la distancia pero a veces nos privan del “cara a cara” --y por ejemplo hacen que enviemos un mensaje de texto a nuestros amigos en su cumpleaños en lugar de ir a saludarlos-- tan esencial en las relaciones humanas, parecería que todo se pierde o diluye en el mar de lo efímero y rutinario.
Sin embargo, hay entre nosotros héroes anónimos y cotidianos, gente que desde la certeza de sus acciones es capaz de tomar decisiones y ejecutar actos que pueden tener un peso trascendental en nuestras vidas. Y esto se aplica al padre o la madre que sale a ganarse el pan dignamente cada día, a personas de toda clase social, oficio o profesión que han hecho de la ética --incluso sin saber qué quiere decir esa palabra-- un modo de vida y un compromiso con la sociedad.
El caso de la enfermera que salvó la vida a una bebé prematura nacida en la noche del lunes en una carpa del balneario Las Cañas, es un claro ejemplo de ello. Allí la pareja de un hombre joven que estaba trabajando en un restaurante del lugar dio a luz a los siete meses de gestación, y como en el lugar hay policlínica pero no ambulancia, una enfermera de 23 años y una médica debieron hacerse cargo de la situación. Mientras esta última atendió a la madre, que presentaba un abundante sangrado, la joven enfermera protagonizó una lucha contra el tiempo para llegar al sanatorio de Fray Bentos con la recién nacida, que estaba en crisis cianótica. Le dio calor, masajes cardíacos y tuvo que aspirarla con su propia boca para intentar mantenerla con vida. A mitad de camino mientras era trasladada por el administrador del camping, una ambulancia se hizo cargo de la situación y la niña ahora se encuentra estable en una incubadora. La enfermera aseguró al corresponsal de El País que fue “un milagro” que la niña se salvara. Sin embargo, no habría sido posible sin su coraje y solvencia profesional. Por tratarse de un caso de características extraordinarias debido a las circunstancias en que ocurrió, este asunto tomó estado público pero ¿cuántos héroes anónimos caminan entre nosotros? Seguramente unos cuantos y quizá usted conozca alguno.
La realidad es un mosaico imposible de descifrar por una sola persona o un medio de comunicación. Todos tenemos parte en ese todo sobre el cual realizamos múltiples recortes. Y hay algunos, como este, que merecen destacarse porque remiten a lo mejor que tenemos los seres humanos.
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