Paysandú, Jueves 25 de Febrero de 2010
Policiales | 20 Feb Un ómnibus y un automóvil fueron apedreados ayer por la tarde en el tramo de Camino a Casa Blanca que se extiende frente al Vertedero Municipal. Una señora y una adolescente resultaron lesionadas, en tanto varias personas manifestaron su preocupación por numerosos atentados de similares características, presumiblemente cometidos por menores afincados en asentamientos de la zona.
De acuerdo a información extraoficial obtenida por EL TELEGRAFO, próximo a las 13.15 de ayer la línea “Casa Blanca” del servicio urbano de Copay inició su recorrido y aproximadamente media hora más tarde, tras dejar atrás el puente sobre calle Independencia, circulaba hacia el sur por camino a Casa Blanca. Cuando atravesaba el tramo ubicado frente al Vertedero Municipal el chofer escuchó un ruido en la parte trasera. Observó el espejo retrovisor exterior y no vio nada, pero al reparar en los pasajeros notó que un hombre se había puesto de pie y sostenía una piedra entre sus manos. Al detenerse supo que una piedra de considerable tamaño había ingresado por una de las ventanillas y luego, tras golpear en una de las butacas, había alcanzado en el rostro a una adolescente de 17 años que llevaba un bebé en brazos. La herida de la joven no revestía gravedad, así que reanudó la marcha y en pocos minutos arribó a destino, donde la acompañó a efectuar la denuncia en el destacamento de la Seccional Cuarta de Policía.
A las 14.15 el ómnibus regresó a Paysandú. Cuando circulaba por el lugar donde se produjo el atentado, el conductor observó un automóvil estacionado sobre la faja natural. Al pasar junto a él noto que tenía el parabrisas destrozado y que su única ocupante estaba visiblemente lesionada.
Nuevo atentado
El Volkswagen Gol estacionado junto al camino había salido momentos antes desde el frigorífico Casa Blanca (Fricasa). Su conductora, una funcionaria jerárquica de la empresa, abandonó la planta poco después de las 14.15. Enseguida atravesó la hondonada del arroyo Juan Santos e ingresó en la zona del Vertedero. En ese momento vio a varias personas -aparentemente menores- que caminaban junto al camino, pero no les prestó demasiada atención. Cuando pasaba frente a instalaciones de alta tensión, observó un objeto que se dirigía directamente hacia el parabrisas (tal vez un insecto), por lo que se protegió instintivamente con el brazo. El proyectil atravesó el parabrisas llevándose en su carrera el espejo retrovisor para luego impactar en su antebrazo. La automovilista perdió momentáneamente el control, pero no detuvo la marcha. Lo hizo unos mil metros más adelante, donde comprobó que una piedra de más de diez centímetros de diámetro había destrozado el parabrisas y además la había lesionado en el antebrazo. Llamó al 911 y le recomendaron que si sus heridas no eran graves se trasladara a la seccional más cercana.
Pero en ese momento no le importaba la denuncia, quería que alguien la auxiliara y ubicara a los autores del ataque. Se comunicó con un familiar y con sus compañeros de Fricasa. Enseguida arribó el ómnibus de Copay y poco después lo hicieron varios compañeros, así como un camionero. Una patrulla llegó y enseguida recorrió la zona, pero no fue posible dar con los vándalos.
La víctima intentó radicar la denuncia en el Destacamento Casa Blanca, pero allí no había personal disponible, así que se trasladó hasta Paysandú para hacerlo en otra dependencia. Le dijeron que fuera hasta Porvenir (donde funciona la Seccional Cuarta), pero ella insistió y finalmente le tomaron la denuncia.
Un viejo problema
La noticia recorrió rápidamente la zona y enseguida surgieron testimonios de víctimas de ataques similares. El conductor del transporte de ganado que se detuvo junto al automóvil dijo que próximo a la 1.45, en momentos en que se dirigía hacia el frigorífico, varias piedras impactaron en la parte delantera del rodado.
Otras personas -entre ellas varios empleados de Fricasa- relataron incidentes de idénticas características. Según pudimos averiguar, numerosos menores de edad deambulan a toda hora en los alrededores del Vertedero Municipal y en las tardes de intenso calor se acercan hasta el arroyo para refrescarse. Se trata de adolescentes de entre 13 y 15 años, en su mayoría afincados en los numerosos asentamientos de la zona. Según testigos, estos menores cruzan imprevistamente la calzada y en ocasiones hacen “dedo”, exponiéndose a ser atropellados.
El cambio de turno en el frigorífico incrementa considerablemente el tránsito en la zona, ya que al menos 80 personas en moto regresan a Paysandú tras concluir su tareas. A esto se suman los ómnibus de Copay y los vehículos propiedad de la empresa que varias veces por día trasladan a los empleados. Varias personas manifestaron su preocupación por lo que está sucediendo, ya que si bien ayer solo hubo que lamentar lesionados leves, entienden que en cualquier momento puede suceder algo grave. Los damnificados, en tanto, exigen más patrullajes en la zona y que se identifique a los responsables.
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