Opinion | 22 Feb La semana pasada los delegados de los cuatro partidos en la comisión multipartidaria acordaron rediseñar totalmente Educación Secundaria. Las cifran respaldan esta medida: el 20% de los jóvenes de entre 25 y 29 años no cuenta con secundaria sino que apenas completó la educación primaria. La última encuesta nacional de hogares del Instituto Nacional de Estadística refleja que el 7% de los niños de 12 años no asiste a ningún centro educativo y que esa situación trepa al 46,6 % en los jóvenes de 17 años.
Las cifras reveladas por el ex presidente de ANEP, Germán Rama, en la comisión muestran la necesidad de un cambio integral en Secundaria, lo que será prioridad de los partidos políticos en la enseñanza. Los integrantes de la comisión están convencidos que, para salir de la crisis en la educación secundaria debe haber una “visión integral” que “rediseñe el sector”.
“Los partidos coincidimos en que, si bien la educación media básica es obligatoria, estamos lejos de lograr la universalización. Muchos adolescentes no egresan, es preocupante”, dijo a “El País” la delegada colorada Fanny Aaron. Mientras, el delegado nacionalista Daniel Corbo señaló que “el modelo de Secundaria es obsoleto, responde a una realidad social y a un tipo de alumno que hoy no existe”.
Si bien en la actualidad hay planes que brindan la oportunidad de continuar la educación secundaria sin importar la edad que se tenga, no cabe duda que lo mejor es que se culmine en su debido momento. Que los adolescentes asistan a centros de enseñanza y avancen en sus estudios permite su enriquecimiento personal, abre oportunidades a mejores fuentes laborales y evita además que se sientan sin futuro y opten por los caminos de la delincuencia y las adicciones.
Para ello se requiere que la Educación Secundaria tenga los elementos necesarios para retener a los adolescentes, con docentes comprometidos en el proceso enseñanza-aprendizaje --con marcados valores y aptitudes-- y en evitar la deserción de los alumnos.
Además, es imprescindible contar con locales funcionales --cómodos y más accesibles-- que alberguen un menor número de alumnos para que puedan recibir una adecuada atención.