Opinion | 19 Feb “Estoy fascinada, parezco una niña que empieza la escuela”, dijo una mujer a EL TELEGRAFO en el comienzo de un nuevo curso de alfabetización digital en el Centro MEC de Paysandú. La dama reconoció que “nada más cambio el lápiz por el teclado”, pero en su emoción se reflejaron aspectos tan fundamentales como la superación personal, la posibilidad de compartir destrezas con miembros de la familia de otras generaciones y la ventaja de acceder al mundo virtual con todas sus potencialidades.
En ese sentido el reinicio de los cursos en los centros MEC genera expectativas de alfabetización digital para muchas personas que tienen opciones de horarios matutinos y vespertinos y que realizan esa aproximación de forma gratuita.
Los talleres de alfabetización digital están dirigidos a personas que carecen de conocimientos informáticos, se dividen en dos módulos y se extienden por diez clases. Los docentes a cargo enseñan a los participantes el manejo de los elementos que componen una computadora, así como Internet y algunos programas informáticos básicos. Luego cada individuo decidirá continuar con la ampliación de sus conocimientos, ya sea a través de asistir a diversas instituciones que brindan cursos para adultos o institutos particulares de enseñanza o se embarcará en un camino autodidacta. Sin embargo, una vez transitada la experiencia la persona se reconocerá con otras posibilidades según lo constatan con cada grupo los docentes que imparten cursos en dichos centros.
Prueba del éxito de la propuesta es que los cupos se completan con celeridad y prontamente se genera una lista para integrar la próxima generación. Dichos cursos representan para muchos la única oportunidad de alfabetizarse digitalmente y también significan para unos cuantos el logro personal de superación que los motive a acciones.
El mantener y aún incrementar las posibilidades en ese sentido justifican que se sostenga el esfuerzo de las instituciones que han abierto la puerta, en tanto a la población corresponderá darse la oportunidad de acercarse y experimentar el gratificante desafío de aprender, siempre aprender.