Paysandú, Viernes 26 de Febrero de 2010
Locales | 21 Feb Los inspectores
Sr. Director:
Todos conocemos el caos que es el tránsito sanducero y la forma totalmente ineficaz de encararlo que tienen los inspectores correspondientes. Todos somos testigos de la incontinencia verbal que los aqueja, de modo tal que, mientras transitan en parejas por la vía pública, delante mismo de sus ojos ocurre todo tipo de infracciones, sin que las perciban, pues atienden solamente a la charla, y personalmente, les he avisado en algún caso de alguna de ellas, como por ejemplo de un motociclista que andaba en una rueda por 18 de Julio, siendo que como única respuesta, durante la breve interrupción que hicieron a su interesante plática, me dijeron que no podían hacer nada.
Pues si de poco actuar se los acusa a menudo, esta vez hicieron un operativo sin par, totalmente increíble, que convocó a vecinos y circunstantes de la calle Varela casi Uruguay en la mañana de este sábado 13 de febrero, pues se convocaron seis de ellos (cinco masculinos y un femenino, para usar su terminología, porque yendo contra indicaciones hasta de la OIT, no están identificados por escrito, y mucho menos acostumbran a hacerlo de manera oral), los cuales llegaron en dos motos y una camioneta de la Dirección de Tránsito, más tres móviles policiales (una moto y dos camionetas) con otros cinco agentes del orden, operativo que rondó la hora de duración, ¡para aplicar una multa a un menor que no atendió su orden de detenerse, y a pesar de que su padre estuvo presente en el lugar a los pocos minutos, y presentó toda la documentación correspondiente, probando que no era robado! Así como lo lee: acusaron los inspectores de encubrimiento, hablaron de delitos, de “darse a la fuga” y pretendieron incautarse allí mismo el vehículo en cuestión (un cuatriciclo), cosa que el padre del menor impidió encadenándose al mismo y obligándolos a intentar otro tipo de instancias, que por supuesto no les fueron fructíferas. Previo a ello, hicieron un inventario del estado hasta de los neumáticos (otras cosas, como la batería, no la pudieron evaluar porque desconocen dónde está), todo, reitero, a lo largo de una hora de conmoción en el barrio, ¡porque un chico de catorce años, usando casco protector, pasó delante de ellos sin detenerse cuando lo llamaron!
¿Que no suelen hacer lo mismo en otros barrios donde los correrían a pedradas solamente si se animan a acercarse? ¿Que es totalmente ilegítimo e ilegal retirar vehículos que son propiedad privada y cuya posesión legítima se acaba de certificar con la documentación correspondiente? ¿Que debería existir un mínimo criterio para dosificar las fuerzas, las energías y el tiempo de trabajo, así como el desgaste y el combustible en los vehículos que todos nosotros pagamos?
¿Que hay centenares de delitos peores, y que simultáneamente pasaron frente a sus narices sin que los percibieran siquiera, porque –oh coincidencia— estaban ocupados una vez más en sus charlas, viendo cómo salían de semejante papelón público, sin ver lo que sucedía a metros de sus caras? ¿Que hay, lamentablemente, decenas si no centenas de menores infractores, que cometen vez tras vez faltas graves y gravísimas y no dan lugar a semejante despliegue? ¿Que es insólito, indignante, e inaceptable que en lugar de hacer una multa se haga tal operativo conjunto y se distraiga a las fuerzas del orden, que deben atender los casos que realmente importan? Ah, sí: sin dudas que la respuesta a todas esas preguntas es una sola y es afirmativa. Pero, a decírselo a ellos: o a exigírselos, después de todo, porque que se sepa, y al menos todavía, estamos en un estado de derecho, y lo que debe privar es: 1) el respeto a los ciudadanos y la mesura en el ejercicio de la autoridad; 2) el cumplimiento decoroso, eficiente y apegado a la ley, cuyo espíritu no instituyó los cargos y funciones de estos inspectores para que lo empleen de la vergonzosa manera antes citada; 3) si no es mucho pedir, un poco de criterio e inteligencia para atacar los verdaderos problemas que se ven a cada centímetro del pavimento sanducero, en lugar de dilapidar tanto esfuerzo en lo que simplemente debió invertirse algo de tinta para escribir los datos en una boleta de infracción.
Rossana Migliónico Molina, C.I. 3.664.038-3
LA VOZ DEL PÚBLICO
Pasiva perjudicada por el BPS
El Banco de Previsión Social (BPS) desde hace ocho años y dos meses realiza un descuento a la pasividad de una pensionista, descuento al que llama Cobro Indebido. La pasiva recibía una Retención Judicial, alrededor de $ 1000 y algo de su esposo. Por ser poco para vivir con esa mensualidad, gestionó la pensión a la vejez. Fue así que comenzó a percibir las dos cosas. Pero al poco tiempo el BPS sin ton ni son le retira -y sin ninguna comunicación- la Pensión a la Vejez. Aludieron después que no podía cobrar las dos cosas, fue entonces que haciendo eco de la injusticia, un abogado conocido hizo la defensa a la pasiva ante el BPS de Paysandú.
Al poco tiempo gracias a este excelente abogado, le reintegraron la pensión a la vejez. Al cabo de dos meses, comenzó a verse en el recibo un descuento del BPS, llamado Cobro indebido (año 2002). Varias veces se concurrió a averiguar al BPS de Paysandú a qué correspondía dicho descuento. Las respuestas de los empleados no eran claras. “No sabemos. Vamos a preguntar a Montevideo. Y debe ser porque cobra retención judicial y Pensión a la Vejez”. “Debería renunciar a una de ellas”, nos decían los funcionarios. Pasaban los meses y volvíamos a insistir, y nos respondían: “debe ser una deuda, ya va a terminar, si dentro de dos meses no termina, vengan acá. Consultaremos a Montevideo”. Consultaremos... consultaremos..., y así como en un cuento, pero no de hadas, pasaron meses, años y el famoso Cobro Indebido seguía presente en el recibo, haciendo daño en el presupuesto de la pasiva.
Hoy hace ocho años y dos meses, la pasiva está cansada de este saqueo desmedido que le hace el BPS. Hace 11 meses dejó de percibir la Retención Judicial, sólo cobra la Pensión a la Vejez (como conclusión debe de haber fallecido el ex esposo que vivía en Rocha (Chuy). El Cobro Indebido que le descontaban era de $ 803, ahora todavía tienen la audacia de registrarlo, y es de $ 933. En octubre de 2009 la pasiva realizó en el BPS Paysandú, un reclamo, con nota elaborada por el mismo abogado que la defendió cuando le quitaron la Pensión a la Vejez. Se adjuntó a la nota, fotocopias de CI, recibos de cobro, en la misma se pide “el cese inmediato del Cobro Indebido y la devolución del dinero, que después de ocho años le han estado cobrando, porque si alguna deuda hubo con el BPS, ya hace mucho rato que debe de estar saldada”, en cambio, el sistema sigue mes a mes marcando el Cobro Indebido.
¿A dónde va ese dinero que le sustraen? Yo me pregunto: en la sección de Montevideo donde elaboran los recibos de cada pasivo, ¿las máquinas andan solas? Alguien responsable o irresponsable las pone en funcionamiento y las programa. Me pregunto: ¿Hasta qué año habrán programado en las máquinas marcar el Cobro Indebido?
El reclamo ante el BPS de Paysandú fue atendido y elevado al BPS de Montevideo, Pensión Vejez, según me informó la jefa de Pasivos en Paysandú. Luego volvió el expediente a Paysandú, para un estudio del mismo... Así me informó la jefa de Pasivos (con la que me comunico todas las semanas). De dicho estudio de la situación, salta a la vista, que la deuda si la hubo, está saldada e igualmente le siguieron descontando “desmedidamente”, fue la palabra de la funcionaria del BPS de Paysandú; este trámite volvió nuevamente al BPS de Montevideo a la sección Elaboración de Recibos; hasta ahora no hay contestación. La funcionaria hizo en “mi presencia” un fax vía correo (así lo llaman ellos) a Montevideo, para que se dignen a resolver y contestar... y seguimos esperando.
Sres. del BPS de Paysandú y Montevideo: urge una rápida y justa solución, no sigan jugando con esta pasiva, pónganse la mano en el corazón, si es que lo tienen. No culpo a las máquinas que marcan el Cobro Indebido porque ellas no son humanas, son sólo instrumentos de humanos irresponsables.
Sres. gerentes del BPS. Sr. Murro, presidente del Directorio, Dios lo quiera llegue a sus manos y conocimiento este reclamo que hago público.
Me despido pidiendo: ¡Cese este Cobro Indebido, devuelvan el dinero que le sustrajeron indebidamente tantos años a un mísero sueldo. Trabajen con responsabilidad. ¡Actúen con pronta justicia! Se despide la hija de esta pasiva perjudicada que llegará hasta las últimas consecuencias en pos de la verdad y justicia. CI 2.965.997-3
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