Paysandú, Viernes 26 de Febrero de 2010
Opinion | 24 Feb Desde que se “inventaron” las balizas en Paysandú el tránsito en la ciudad ganó en seguridad, al hacerse visibles los obstáculos que otrora pasaban inadvertidos para los conductores hasta que ya era inevitable el accidente. De un día para otro, las calles sanduceras se vieron pobladas de señales luminosas destellantes y parecía que de ahí en más se terminarían los accidentes de motos y vehículos de todo tipo por caídas en zanjas, pozos de grandes dimensiones, obras en construcción o tapas de OSE fuera de lugar. En realidad era inevitable que siguieran produciéndose, porque la visualización nunca es perfecta pero además hay factores que escapan a todas las previsiones posibles, como por ejemplo que se queme la luz o que el indicador se encuentre caído. También sucede que la luz con que cuentan no siempre es suficientemente visible, debido a que los indicadores sanduceros son de fabricación casera y poco o nada tienen que ver con lo que uno esperaría de una señal tan importante, como las que se usan en cualquier otra ciudad del mundo. Pero en definitiva la implementación de balizas -hace más de 20 años- por la Intendencia representó un gran avance en seguridad vial. Es y siempre será una opción válida para señalizar correctamente obstáculos circunstanciales en el camino, que representen un riesgo para la circulación.
Lo que no es correcto es el abuso de esta herramienta para no solucionar por años los problemas viales excusándose en que están bien señalizados, tal como sucede en varios lugares de la ciudad. Una baliza es aceptable cuando señala un problema puntual por el tiempo necesario para hacer las reparaciones correspondientes, de otra forma es una forma de ocultar una omisión grave de quien debe efectuarlas. Este es el caso de al menos dos puntos importantes de Paysandú, que ya llevan décadas esperando una solución de fondo. El más emblemático quizás sea el de Baldomero Vidal y Éxodo, donde sobre la calzada hay una tapa del saneamiento que en cada lluvia de consideración se sale de lugar. Según explicaron en su momento los técnicos de OSE, esta tapa obra de alivio al saneamiento cuando se ve saturado, por lo que no debe ser sellada completamente. Es así que hay quienes recuerdan que desde hace al menos 20 años una baliza marca este obstáculo. El otro punto referente donde se da una situación similar es en Bulevar Artigas y Meriggi, calzada Oeste, donde hay otra tapa similar al medio de la calle que está señalizada por una baliza desde que se construyera la doble vía, hace más de seis años. Puede que la obra necesaria para terminar de raíz con estos problemas lleve un poco más de dinero y mucho más de sesos que instalar una baliza y dejarlo como está, pero en tanto tiempo ya debería haberse hecho. No son obras de ingeniería faraónicas ni nada que se le parezca, simplemente hay que decidirse a hacerlo.
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