Opinion | 25 Feb Siguiendo recomendaciones del Banco Mundial, el nuevo gobierno se apresta a disponer mecanismos con vistas a crear un fondo que tendrá como objetivo servir de “colchón” ante los picos de costo energético cuando se den prolongadas sequías u otros avatares que inciden en la generación de UTE, de acuerdo a lo anunciado por el director nacional de Energía, Ing. Ramón Méndez.
El jerarca, quien habrá de desempeñar el mismo cargo en el gobierno que asumirá el 1º de marzo, explicó que “como los costos de generación varían tremendamente de un mes a otro y las tarifas cubren el promedio, hay momentos donde falta dinero, y para evitar ajustar las tarifas constantemente UTE se endeuda. Por ese motivo en el futuro se aplicará un esquema distinto”.
El esquema al que se refiere el director significa que el organismo dejaría en el futuro de acudir a la asistencia financiera de organismos como Ancap, por cuanto al no contar con capacidad de generación hidráulica que permita hacer frente a períodos de falta de agua en los embalses, se debe apelar a la compra de electricidad a países vecinos, que nos la cobran a precio de oro, en tanto a la vez la se han hecho inversiones en generación térmica en base a petróleo, que también resulta mucho más cara que la hidráulica.
Méndez manifestó al diario El País que la creación de este fondo no tendrá ningún efecto en las tarifas de los clientes de UTE, y que los detalles del mecanismo se terminarán de afinar una vez asuma el nuevo directorio del organismo, después del 1º de marzo, por lo que todavía no se conoce de donde se sacarán los recursos iniciales para esta caja. Pero es indudable que de una forma o de otra, los consumidores deberán hacerse cargo de esta financiación, desde que nada se crea de la nada y si UTE ya gastó y/o se endeudó, para crear este mecanismo anticíclico el organismo deberá cobrar a partir de ahora tarifas por encima de lo que debería fijar, tomar otro préstamo o ser asistida por Rentas Generales, para devolver el dinero cuando el costo de generación resulte menor y no traslade al cliente la rebaja, desde que de otra manera no se explica como se puede conformar desde cero un monto apreciable de recursos para atenuar la incidencia de los picos.
Aún así, se trata de un mecanismo necesario, y por supuesto, no solo para el caso de la electricidad, desde que sigue la premisa de ahorrar en tiempos de bonanza para cuando llegue la época de las vacas flacas, salvo que se quiera trasladar directamente al cliente todas los altos y bajas, derivados muchas veces de la falta de previsión e improvisación, además de decisiones políticas como la de no trasladar los mayores costos a las tarifas para mantener controlada la inflación, sobre todo en períodos preelectorales.
Por lo tanto estamos ante un mecanismo que puede contribuir a superar vicisitudes y vulnerabilidades propias de seguir los ciclos, lo que precisamente ha sido una constante en nuestro país, al punto de que la presente administración de gobierno gastó toda la recaudación adicional que se obtuvo durante el período de bonanza por el escenario internacional favorable de los últimos años, y se ha generado de esta forma un déficit fiscal que ha trepado a más del 2 por ciento del Producto Bruto Interno.
Las consecuencias deberán ser afrontadas en el nuevo período de gobierno, naturalmente, sobre todo con austeridad en el gasto público, que no debe pasar solo por ahorro en el funcionamiento del gobierno, que es apenas una gota en el oceáno del gasto, sino que deber responder a criterios de desarrollo y sustentabilidad de estas políticas.
Y en lo que respecta a UTE, si bien es compartible que se cree este fondo, deben reorientarse las políticas del ente, supeditadas además al Ministerio de Industria, Energía y Minería, a efectos de alentar realmente la concreción de proyectos privados de generación a través de energías renovables nacionales, que hasta ahora han sido muy restringidos, y sobre todo apuntar a promover alianzas público- privadas para captar inversiones significativas en este sector estratégico para el país, de forma de contar con generación de respaldo y complementar efectivamente los objetivos del fondo anticíclico.