Paysandú, Jueves 04 de Marzo de 2010
Rurales | 28 Feb Pasan los años y el tema es recurrente en cualquier reunión o encuentro de productores agropecuarios y, si se trata de ovejeros más aún. Es que el abigeato es un problema de muchos años en el campo, pero que en los últimos tiempos se acrecienta por la modernización de quienes hasta eligen los animales que prefieren llevar. Innumerables casos ha citado EL TELEGRAFO en sus casi 100 años de historia, pero basta con manifestar lo acontecido en la época reciente para entender el cambio radical que se impone en una campaña, que observa con indignación cómo el esfuerzo productivo se esfuma en escasos minutos y sin encontrarle soluciones concretas. Algunos hasta comentaron que “un largo tiempo atrás”, cuando se constataba la falta de algún animal, generalmente era por pobladores cercanos que recurrían a esto como una forma de sustento de la familia. Hoy todo cambió: son grupos organizados que en vehículos, amparados en la falta de los moradores y por la oscuridad, se llevan los animales previamente seleccionados.
Meses atrás, un productor con establecimiento ubicado a pocos kilómetros de la ciudad de Guichón, se comunicó con el diario y planteó su problema. Con impotencia observaba periódicamente cómo “amigos de lo ajeno” se llevaban cabezas de ovinos de su campo.
Cansado de la situación y ante la falta de seguridad, optó por armarse para detener a los “chorros”, pero consciente de que su accionar le causaría problemas a pesar de no pretender herir a nadie, sino demostrar que no estaba dispuesto a seguir perdiendo el trabajo y esfuerzo de años.
Así fue que los propios malvivientes denunciaron que le dispararon al ingresar a ese establecimiento, situación que le ameritó problemas al citado productor, cuando ya los oficiales de policía estaban al tanto de la situación que debía soportar.
Un artículo en EL TELEGRAFO logró frenar a los “cacos”. El propio productor señaló que después de lo que salió en el diario la situación cambió, pero no duró mucho. Algunas semanas atrás compró una majada para reanudar con fuerza su explotación ovina, pero seguramente los ladrones están bien informados y volvieron por más y reanudaron su tarea de abigeato. Hoy mira con desánimo todo el entorno que lo rodea. Armarse para defenderse no es lo correcto, pero tampoco la policía de la zona puede hacer nada ante la falta de personal y medios para movilizarse. Apesadumbrado, sostuvo que “a esto debemos sumarle que si detienen a los ladrones, la justicia los suelta por falta de pruebas y vuelven a mi campo para seguir lo que dejaron inconcluso”.
Consultado sobre qué solución se le puede buscar al problema, entiende que “contratar a paisanos de la zona que no tengan trabajo y sean buena gente, montando a caballo en la zona y pagados por los productores, puede ser beneficioso para su debido control”.
Experimentos
La investigación que lleva hace años la Cátedra de Ovinos y Lanas de la Estación Experimental “Dr. Mario A. Cassinoni” (EEMAC) de Facultad de Agronomía, es reconocida a nivel nacional e internacional.
El año pasado estuvo a punto de suspender el trabajo que realizan desde el año 1996 los ingenieros agrónomos Gianni Bianchi y Gustavo Garibotto, debido al abigeato de vientres y corderos pertenecientes a los experimentos que se llevan adelante en la alta casa de estudios. Se trata de animales con muchos años de selección, pero especialmente con antibióticos que hacen peligroso su consumo, teniendo en cuenta que esa no es la intención del trabajo.
El propio Bianchi explicó a EL TELEGRAFO, que la policía “está atada de manos”, porque si capturan a los ladrones, “estos salen del juzgado antes que la policía y quienes hacemos la denuncia, e incluso vuelven para terminar el trabajo”.
Organizados
Días atrás, el ingeniero agrónomo Oscar Zabaleta, reconocido productor del departamento de Río Negro, manifestó con indignación lo que le sucede en el establecimiento “Rincón de Francia”.
Posee una majada Ideal con años de selección y genética. Aún así, organizados en vehículos, los ladrones llegan hasta el campo y eligen tranquilamente qué animales llevar, procurando que sean borregos o corderos pesados.
Expresó su malestar ante la policía, indicando que cortó la contribución con gasoil mensual debido a la ineficiencia de los controles. Argumentó que si se decidieran a hacer controles sorpresivos al ingreso de Young, seguramente detendrían a quienes se han organizados para robar y actúan con total impunidad.
Es general
El consignatario Carlos Arocena reconoció la situación que vive el productor de Río Negro, pero también señaló que “no se precisa estar contra la Ruta 3 para que eso suceda”.
Graficó que por ejemplo en Puntas de Buricayupí --a 8 kilómetros de Ruta 26 y 100 kilómetros de la ciudad de Paysandú--, faltan por mes dos o tres ovejas y a uno se le van las ganas de producir ovinos, sucediéndole lo mismo al personal que está a cargo porque es quien debe dar la cara, e indudablemente les da vergüenza que les falte lanares ante el patrón”. Sostiene que “hasta que no adopten medidas más importantes y ejemplarizantes las cosas continuarán siendo muy difíciles”.
Hoy desarrollando su tarea laboral en el Norte del país, Arocena indicó que en esa zona del país “la situación cambió mucho en los últimos años”.
“Tal vez los controles fueron más duros e importantes o se controlaron de distintas formas y, de un problema muy grave en 2003-2004, hoy ya no lo es y se achicó bastante”, sostuvo el sanducero.
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