Paysandú, Miércoles 10 de Marzo de 2010
Opinion | 07 Mar La diversificación de la matriz energética del país, que depende en un 70% del régimen de lluvias, resulta una necesidad inminente. Como todos sabemos, la principal fuente de energía del país es la hidroeléctrica y cada vez que hay sequía estamos casi al borde del apagón. Para cumplir con el consumo interno, el país ha recurrido históricamente a la compra de energía a países vecinos y a la generación a base de petróleo, que es la más cara.
No obstante, la administración del ex presidente Tabaré Vázquez comenzó a ampliar el abanico de posibilidades y de esta manera la UTE comenzó a realizar licitaciones para la compra de energía a privados. Paralelamente, desde el gobierno se inició la exploración de otras posibilidades de generación energética y fue así que se construyó el parque eólico de Sierra de los Caracoles, que cuenta con cinco molinos que producen 10 megavatios.
Ahora dicho parque será duplicado en su capacidad de generación a través de la compra de otros cinco molinos, que ya se encuentran en el país y en proceso de instalación. Asimismo, se le han sumado otras fuentes de producción de energía eléctrica. A modo de ejemplo, citamos el caso de la producción en base a vapor por la empresa Botnia --que vende el excedente a sus necesidades de funcionamiento--, así como la producida a partir de residuos de la madera.
En tanto, nuevamente está en marcha un proceso licitatorio para adjudicar proyectos de generación de energía eólica a privados con contratos de hasta 20 años. La iniciativa del Ejecutivo es adquirir 150 megavatios adicionales a los ya instalados. Dichos parques eólicos podrán generar entre 30 y 50 megavatios cada uno y podrán instalarse en cualquier punto del territorio nacional.
Cabe señalar que también se ha avanzado en lo que respecta a estudios y hoy se dispone de mediciones de vientos en diferentes partes del país, los cuales están a disposición de los interesados.
Todavía queda mucho por recorrer en el camino de reducir significativamente nuestra dependencia energética de los factores climáticos, el petróleo y la buena voluntad o los intereses de los países vecinos. No obstante, la senda iniciada de apertura hacia la generación de energía por parte de privados es necesaria para contar con diferentes opciones dentro del país. Se trata ni más ni menos que de una cuestión económica pero también de soberanía energética.
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