Paysandú, Jueves 11 de Marzo de 2010
Locales | 09 Mar La mujer, con un cartel de letras apretadas, llamaba la atención de los transeúntes. No se leía bien: eran muchas palabras o la pancarta muy chica. Y cuando comenzó a hablar, la historia desbordó su garganta.
Se trata de Marisa Correa, de 42 años, quien en el Día día de la Mujer y parada sobre el “Memorial sobre la violencia contra la mujer”, recientemente inaugurado en Plaza Constitución frente al edificio de Juzgados de Paysandú, reclamó la ayuda del Estado uruguayo en defensa de sus derechos como madre y los de su hija Ofelia, hoy a cargo de una familia sustituta en Bérgamo, Italia.
¿Qué pide? Un pasaje de avión para presentarse ante las autoridades italianas para reclamar a la niña, que hoy tiene 12 años y fue “sacada” del país por su padre, quien falleció hace un año. Afirma que hasta ahora ha intentado que diferentes organismos y autoridades la ayuden pero no ha recibido apoyo.
En una semana debería presentarse ante la Justicia italiana y la impotencia le está ganando. El problema es que carece de dinero para pagarse el viaje y, según afirma, la Cancillería uruguaya le respondió que no tiene fondos para atender este tipo de situaciones. “Desde Italia me dicen que debo presentarme y que si no puedo pagarme el viaje pida el billete de avión al Ministerio de Relaciones Exteriores de mi país pero me han contestado que no hay rubros para estos casos”, dijo a EL TELEGRAFO.
CANCILLERIA NO TIENE
FONDOS PARA EL PASAJE
“Estoy pidiendo al Estado uruguayo ayuda económica para poder viajar a Italia. Me lo pide la Justicia italiana y siquiatras para reencontrarme con mi hija de 12 años, Ofelia Carbache Correa, que fue sacada de Paysandú (Uruguay) por su padre sin mi consentimiento hace cuatro años. Esto ya es sabido por las autoridades políticas pero me dicen que no tienen fondos para este tipo de situaciones. Mi hija fue víctima de violencia física y sicológica por su padre. ¿Quién me ayuda a mi hija y a mí a reencontrarnos?”, decía el cartel que Marisa tenía delante de su pecho en la esquina de la plaza.
“La Justicia italiana, que está a cargo de mi hija en este momento me pide que viaje para que tengamos un acercamiento gradual. Me comuniqué con el embajador uruguayo Flanagan y me dice que no se cuenta con recursos para destinar a este tipo de situaciones, que es algo a revisar y requeriría una ley. Me informaron que lo mismo dijo el nuevo canciller, Luis Almagro”.
Desde el Departamento 20 de la Cancillería se le comunicó que un diplomático viajará para la audiencia del próximo 15 de marzo en Italia. “¿Por qué no viajo yo a esa audiencia que es lo que me están pidiendo?. Tampoco me informan qué diplomático irá. La Justicia y servicios sociales italianos quieren que yo viaje porque mi hija fue maltratada física y psicológicamente por el padre y tiene mucho miedo. El le había puesto en la cabeza que acá somos casi indios, que no hay escuelas y, además a mi figura la había dejado por el piso”, agregó.
VIOLENCIA DOMÉSTICA
El padre de la niña falleció el 7 de febrero de 2009 y desde entonces la pequeña está con una familia sustituta. Sobre la salida de la niña del país, dijo que ocurrió en 2005. “El era mi pareja y como era violento lo dejé. En ese momento la tutela de la niña --que a los once meses fue sometida a un trasplante de hígado siendo yo la donante-- fue otorgada por la Justicia a su padre porque yo me fui a vivir con mi madre y mis otras hijas y la casa, según la Justicia, no tenía las comodidades”.
“Es verdad que estaba inmunodeprimida y tomaba de 15 a 20 medicamentos por día pero creo que a pesar de todo, yo hubiera sido para ella una buena madre como lo fui para mis otras hijas. En ese momento Ofelia llevaba los dos apellidos del padre porque --aunque estaba separada-- yo no estaba todavía divorciada de mi anterior esposo y la ley me impedía darle mi apellido. Creo que eso también contribuyó”.
“Yo tenía derecho de verla pero iba al domicilio de él, en una casa que le había dado la Intendencia, para ver la nena y me trataba en forma violenta y acosaba sexualmente por lo que tuve que dejar de ir. Pedí al INAU que me ayudara y establecieron un horario para que viera a mi hija en una dependencia de ese organismo pero él nunca la llevó”, agregó.
“Las pericias siquiátricas daban que él tenía una personalidad psicopática pero aún así el Juzgado de Paysandú la siguió dejando con él incluso después que se comprobó que la tenía en un estado de suciedad inadmisible. Yo pedí que le hicieran un cierre de fronteras pero eso fue levantado por la Justicia sin mi consentimiento y pudo salir libremente, incluso diciendo en los documentos que yo estaba muerta. ¿Nadie pidió una partida de defunción de la madre?” se preguntó.
“Las personas que actuaron en el Juzgado de Paysandú no supieron resolver el caso y por eso mi hija está donde éstá”, afirmó, responsabilizando a las autoridades actuantes de la situación. “Cuando vine a reclamar porque él se había ido con mi hija, nadie me hizo caso”, agregó. La madre, asegura que el hombre también ejerció violencia física y psicológica sobre la niña, lo cual --según indicó--se halla documentado e incluso constan denuncias a la Línea Azul.
“NO TENGO A NADIE
QUE ME ASESORE”
Marisa, que trabaja cuidando personas enfermas, dijo que hace un año intenta reencontrarse con su hija y le ha enviado fotos. “En este momento, no tengo a nadie que me asesore. Con mucho esfuerzo porque hay que hacer traducciones que son costosas, he mandado todos los documentos que me han pedido desde Italia. Ahora la Justicia Italiana y los siquiatras que atienden a mi hija están pidiéndome que vaya y que mi país corra con los gastos de billete aéreo y algo para la estadía”, agregó. Su esperanza es que el pedido de ayuda sea escuchado. Su teléfono es el 098364694.
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