Paysandú, Viernes 12 de Marzo de 2010
Rurales | 12 Mar “El trabajo viene bien orientado y la velocidad ha sido intensa en el proceso de afinamiento del Merino en nuestro país”, señaló a EL TELEGRAFO el ingeniero agrónomo Favio Montossi, “lo cual está relacionado a la utilización de la tecnología denominada Proyecto de Merino Fino del Uruguay”.
El técnico del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) destacó la transferencia de esa genética al sistema productivo, “pero que necesita un marco y ambiente de negocios adecuado”.
Esto se obtiene “adecuadamente”, dijo. “Todas las lanas por debajo de las 21 micras reciben precios que reflejan las tendencias del mercado internacional”. Recordó dos acuerdos comerciales de empresas importantes, “que están pagando a los productores por calidad del producto y en donde el diámetro de la fibra está jugando un papel fundamental”.
Sostuvo que cuando se inició el proyecto en 1998, “hablábamos de menos de 40.000 kilos de lana de 20 micras, y actualmente es cerca de 1.500.000 kilos en 10 años. Para esto se utiliza un paquete tecnológico de genética y el manejo sanitario y de alimentación, que nos permite tener herramientas para una cantidad de productores que tenían las ovejas como estructura económica y social de su familia --caso típico del basalto superficial-- y hoy la propuesta es muy interesante”.
A poco de haber nacido el proyecto, los precursores de la actividad, que integran INIA, SUL y los criadores de la raza, expresaban la importancia de tener una instancia para promover el uso de todas las herramientas modernas de mejora genética, como ser el EPD, que es el valor esperado de la progenie, índice de selección, donde los animales estén ponderados económicamente por su impacto en el sistema productivo”.
De esta manera, los interesados en adquirir estos productos cuentan con información de animales con EPD en el área de diámetro de la fibra, peso de vellón sucio y limpio, peso del cuerpo, resistencia a parásitos gastrointestinales y largo de mecha.
Información que, según Montossi, “hace a la toma de decisiones en una ganadería que tiene que ser cada día más competitiva”.
Objetivo
El objetivo con que se encaró la actividad, “fue probar que se podía producir lanas más finas en Uruguay, de entre 17 y 19 micras”, subrayó el profesional. “Está comprobado que es tecnológicamente posible generar lanas con ese micronaje, sin necesariamente perder peso de vellón y del cuerpo del animal. Encima es posible agregarle resistencia a los parásitos gastrointestinales y ser muy rentables para el productor”, dijo Montossi.
Ese proceso de pasar de 22 a 18 micras “puede llevar de cinco a seis años, según las estrategias de uso de la genética, la eficiencia productiva que tengamos y el proceso de selección del material madre”. Recientemente se produjo el fardo más fino en la historia del Uruguay que fue de 14,4 micras, además de varios fardos entre 15 y 15,5 micras generado por varios productores. Concretamente dos cabañas, “Los Manantiales” y “Los Arrayanes” que forman parte del Núcleo de Merino Fino, fueron las responsable del fardo fino.
Desafío
Como hace 10 años se pretendía probar que era posible producir lanas finas, el desafío actual “es demostrar que es posible producir lanas por debajo de las 16 micras a cielo abierto y con nuestras condiciones de producción”, precisó el técnico del INIA.
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