Paysandú, Lunes 15 de Marzo de 2010
Locales | 12 Mar Un proyecto innovador y de singulares características cobró vida por comienzos de la década de 1990 a través de una iniciativa de los hermanos Peraza en campos del establecimiento La Pampa Arisca, en Arroyo Negro. Originalmente fue concebido para satisfacer las necesidades energéticas de la familia, porque todavía no había llegado a esos territorios el servicio de energía eléctrica de la estatal UTE. A la vez, este emprendimiento procuró llegar también a los vecinos.
Andrés, Ariel y Arturo Peraza son tres hermanos de la zona de Arroyo Negro, quienes pensando en las necesidades de la zona encararon un emprendimiento que haría la vida un poco más fácil: construir una represa hidroeléctrica sobre el arroyo Negro.
El intento dio resultado: el 14 de setiembre de 1990 la turbina de los hermanos Peraza comenzó a generar corriente, pero la generación de energía nunca pudo superar los 1,5 kilovatios, haciendo caer un sueño que tuvo una vida útil de siete años.
Arturo Peraza (51) –uno de los inventores del ingenio– dijo a EL TELEGRAFO que “fue en 1991, cuando luego de idas y de venidas con el tema de la luz de UTE, pensamos en una particular solución. Los costos elevados de entonces hacían imposible que tuviéramos acceso al servicio. Fue así que nos convencimos de construir una represa. Fue una idea que arrastrábamos casi desde la infancia. Como nos gustaba mucho la física y la mecánica, construimos una traílla que habíamos fabricado en casa, con la que se hizo el terraplén con un sistema de cañerías por debajo para el desagüe y la salida del agua de la turbina. Éramos jóvenes y el tiempo que disponíamos nos permitía dedicar muchas horas y realizar algún viajecito por ahí, como visitar la represa del Palmar o la de Salto Grande, salidas que complementábamos con la lectura de muchos libros con temas vinculados a la referida temática”.
“Entonces diseñamos una turbina tipo Kaplan. Al armazón en hierro unido con alambre agregamos una mezcla plástica en base a cemento Portland, arcilla y aserrín. Esa combinación quedó como una masilla dura, una fórmula parecida a la que logra el hornero, aunque los pájaros obviamente no utilizan el cemento Portland. La turbina se instaló con un eje ubicado hacia arriba con un alternador de 220 voltios y estuvo siete años en pleno y constante funcionamiento. Pero después las necesidades demandaron una mayor energía, que con esa turbina no se pudo lograr”, explicó.
“Claro, al principio solo precisábamos mover una lamparita, pero después se le sumó un ventilador, una heladera y un taladro; fueron aumentando las necesidades y lo que generaba la represa no resultaba suficiente para mover todo eso. Cuando comenzamos a construirla, las forestales empezaban a plantar árboles y siete años más tarde comenzó a mermar el caudal del lago formado en el arroyo. Para esa fecha el sistema de transmisión de energía de UTE cambió, pasando al cableado de monofásico, bajando así drásticamente los costos de instalación de 30 mil dólares originales a 3 mil dólares”, relató el productor.
Explicó que “eso resultaba mucho más eficiente, más cómodo y lógicamente más rentable. Pasamos a contratar ese servicio y aunque pensamos mantener en funcionamiento nuestro tan preciado invento, a la primera falla que tuvo la turbina, quedó parada para siempre. Cuando vimos que no podíamos superar los 1,5 kilovatios fue evidente que no alcanzaba para resolver las necesidades energéticas de una casa. Todo fue por falta de eficiencia de la turbina, porque el caudal de agua del lago hubiera permitido satisfacer dicha necesidad”.
Arturo aseguró que entablaron contactos con autoridades departamentales y nacionales respecto a la represa. “Recuerdo que un día vino el intendente de entonces, arquitecto Walter Belvisi; también estuvo el presidente de UTE Alberto Volonté cuando el doctor Luis Alberto Lacalle era presidente. Pero si bien tuvo el visto bueno, no generó mayor repercusión”.
“Luego un tío –que fue uno de los que construyó la represa de Baygorria– nos asesoró sobre la construcción de represas hechas en terraplén de tierra. Esta represa en particular cuenta con un caño para el desagüe –que va hasta el lecho del arroyo– un ducto principal que conecta con la turbina y un caño para el drenaje para situaciones de creciente; todos construidos en hormigón”. Lo máximo que la represa pudo generar fue de 1,5 kilovatios por hora, pero el promedio siempre fue entre 750 a 900 watts.
“La verdad es que generamos mucha expectativa, pusimos mucho de nuestro trabajo y sacrificio. No pudo seguir en funcionamiento por la aparición de un servicio mejor, aunque la falta de agua también hizo lo suyo. De todos modos tenemos la expectativa a futuro de poder contar con bombas de arriete que trabajan con dos válvulas, no llevan ejes y tienen un 60% de eficiencia, las que a su vez generan la capacidad de alimentar sistemas de riego con un depósito fijo. Ese sistema permitiría –trabajando todo el año– regar una superficie de 500 hectáreas, porque los costos energéticos para riego son muy elevados”, concluyó Arturo.
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