Paysandú, Martes 16 de Marzo de 2010
Opinion | 13 Mar Entre los temas pendientes que seguramente deberá dilucidar el nuevo ministro de Salud Pública, economista Daniel Olesker, figura el relacionado con la descentralización de los actos de alta tecnología en el área de la salud, teniendo en cuenta que su antecesora, Dra. María Julia Muñoz, en la misma línea que los titulares de Salud Pública de gobiernos anteriores, hizo poco y nada por cambiar una situación que ha tenido históricamente relegado al Interior.
No es porque sí que tras cinco años de gestión del Ministerio de Salud Pública por el Frente Amplio, como también antes lo hicieron los partidos tradicionales, los institutos de medicina altamente especializada, los IMAE, estén todos instalados en Montevideo, y que por lo tanto los habitantes del interior profundo, y sobre todo de los departamentos más distantes, como los del norte del río Negro, deban trasladarse cientos de kilómetros para recibir una atención médica que la enorme mayoría de las veces requiere acciones urgentes y son además de alto riesgo para el paciente, lo que es acentuado por los largos traslados.
El economista Olesker ha sido el ideólogo de la reforma de la salud, que con sus luces y sombras ha instrumentado la Administración Vázquez, y al asumir la titularidad de este ministerio tendrá ocasión de efectuar un seguimiento directo de su instrumentación, de las nuevas etapas previstas para extender la cobertura y eventualmente de mejorarla en base a los resultados que se vayan evaluando.
Pero por más reforma de la salud que se desarrolle sobre los parámetros que se han definido, nos encontramos con el gran debe de la regionalización de la atención de alta tecnología, en tanto a la vez sigue realimentándose el círculo vicioso de creación de infraestructura, radicación de servicios y profesionales especializados en Montevideo, donde existe una conjunción de intereses empresariales en el área de la salud que no está dispuesto a soltar fácilmente su cantera de ingresos.
Y mientras los salteños, pese a contar con el apoyo de los departamentos del norte del río Negro, siguen esperando que les sea autorizada la instalación de un centro regional cardiovascular, -- para las que- ya desde hace tiempo tenían encaradas gestiones ante la anterior Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE)-- también en Paysandú ya vamos para seis años de esperar que el Ministerio de Salud Pública se resuelva a autorizar la instalación en la mutualista Comepa del resonador magnético nuclear. El proyecto tampoco se pudo concretar durante la administración de la ministra María Julia Muñoz, quien en mayo de 2007, al inaugurarse el nuevo edifico del Sanatorio Modelo, anunció que autorizaría la instalación del equipo, que sería de gran utilidad a través de su tecnología de diagnóstico para la población de Paysandú y la región.
Pero el centralismo no se doblega tan fácilmente, ni siquiera cuando se anuncia algo como un hecho, y ha seguido pasando el tiempo y la autorización para su instalación sigue pendiente, pese a que de acuerdo a la información suministrada por la Presidencia de la República la iniciativa ya había sido estudiada por los técnicos ministeriales, “por lo que las correspondientes habilitaciones para su importación y funcionamiento podrían concretarse próximamente”.
Esta optimista presunción no se ha cumplido y el nuevo titular de esta cartera, en diálogo con EL TELEGRAFO, dijo que esta solicitud se encuentra en una lista de “tecnologías en proceso de habilitación” que deberá analizar tan pronto lo reciba “en estos días”, como espera.
Claro, como todo nuevo ministro, Olesker deberá interiorizarse en detalle de la formulación del planteo, y determinar en qué situación y plazos se encuentra cada solicitud a efectos de adoptar las decisiones correspondientes.
En este caso es manifiesta la desconsideración de la anterior ministra hacia el Interior y concretamente hacia Paysandú y la región que se vería beneficiada con la instalación del resonador magnético, de los que ya se han instalado varios en Montevideo mientras al mismo tiempo siempre han aparecido trabas de distinta índole para su instalación en Paysandú. El hospital también fue despojado de un litotriptor, para cuyo funcionamiento en Paysandú el ministerio no había encontrado mecanismos y no tuvo mejor idea que llevárselo a Montevideo, con la promesa de reintegrar el mismo equipo o uno más moderno dentro de un plazo máximo de seis meses.
De la misma forma que ocurriera con el anuncio de la ex ministra Muñoz, el citado equipo de litotricia no ha vuelto ni se ha comprado uno nuevo para Paysandú, y tampoco se ha hecho nada para instalar un centro de urología a efectos de atender la población de varios departamentos cercanos, porque realmente no hay interés en hacerlo, a juzgar por los argumentos contradictorios que se esgrimen al respecto y el tiempo transcurrido. El nuevo ministro tiene ahora en sus manos la posibilidad de demostrar con la acción que las cosas van a ser distintas, que el Interior no va a seguir sistemáticamente postergado, y que en un futuro más o menos próximo sus ciudadanos van a dejar de recibir promesas, excusas y palmaditas en la espalda, para recibir aquello a lo que tienen derecho como ciudadanos de un mismo país.
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