Paysandú, Martes 16 de Marzo de 2010
Opinion | 14 Mar La asunción del economista Fernando Lorenzo como nuevo titular de Economía y Finanzas refleja la decisión del presidente José Mujica de seguir una línea de continuidad con el anterior gobierno, seguramente en procura de dar estabilidad y un margen de confiabilidad en reglas de juego que permitan generar condiciones para los inversores, aspecto este en el que el nuevo mandatario hizo hincapié en oportunidad de su exposición en el Hotel Conrad de Punta del Este, ante unos 1.500 empresarios.
Por cierto, no hay nada peor para la imagen de un país que ir a los saltos en política económica y cambiar de libreto según como venga la mano, desde que se transmite una imprevisibilidad que implica un aumento de los riesgos y una consecuente desconfianza que precisamente Mujica trató de aventar.
Ya lo había hecho en su momento el ex presidente Tabaré Vázquez en plena campaña electoral, cuando anunció desde Estados Unidos que Danilo Astori sería su ministro de Economía, de forma que su concepto de hacer “temblar las raíces de los árboles” quedara solo como un gancho electoral pero con otros parámetros a la hora de gobernar.
Por supuesto, no tembló nada ni tampoco hacía falta, desde que en lo que respecta a políticas macro durante la primera fase de la conducción de Astori su política fue más o menos de continuidad de lo que habían hecho gobiernos anteriores, incluyendo al de Jorge Batlle. Pero sobre el final del período la distorsión entre ingresos y el gasto fue marcada, al punto de generarse un déficit fiscal muy significativo, del orden del 2,1 por ciento del Producto Bruto Interno, es decir duplicando el que había dejado la Administración Batlle tras sufrir el país la mayor crisis de los últimos cincuenta años.
Y teniendo en cuenta que se han lanzado muchas versiones contradictorias, es de recibo que el flamante ministro haya sido convocado a comparecer en régimen de Comisión General ante el Senado, a efectos de informar sobre la situación económica del país y seguramente sobre los planes y perspectivas en el corto y mediano plazo. Una convocatoria de estas características no implica consecuencias de carácter político, ya sea censura o pronunciamientos a favor del cuerpo, sino que es una instancia de carácter informativo que mucho ayuda a hacer realidad los enunciados de transparencia que tan a menudo se invocan y no siempre se cumplen.
Lorenzo fue durante el anterior período la mano derecha de Astori; es un profesional de sólida formación y fue precisamente quien ideó el mecanismo de descuento de naftas con tarjeta en el litoral del país a efectos de combatir el trasiego de combustibles en esta zona, por lo que es sin dudas un técnico de mente abierta y con quien se puede dialogar e intercambiar ideas con el convencimiento de que quien lo haga será escuchado.
Pero naturalmente el nuevo gobierno a su vez tiene definidos lineamientos y un marco de acción sobre los cuales prevé desarrollar su gestión, más allá de los avatares que puedan surgir del escenario internacional y nuestra característica de país vulnerable, por su tamaño, pero sobre todo por sus deficiencias de carácter estructural.
Desde el punto de vista estructural, precisamente, tenemos sin dudas que tener en cuenta que el tamaño y la ineficiencia del Estado conlleva aplicar un sobrecosto país a los sectores reales de la economía, lo que a la vez quiere decir una mayor carga tributaria que la requerida si desde el área estatal se mejorara la gestión y a la vez se sacara de la órbita estatal y/o se desmonopolizaran servicios, lo que debería ser acompañado por otras medidas de reducción del gasto público.
El economista Lorenzo había anunciado ante la bancada del partido de gobierno que la reducción del IVA en dos puntos, es decir llevándolo al 20 por ciento, es una de la metas de su gobierno, lo que sería positivo, pero a todas luces insuficiente. Si bien estamos ante poco menos de un diez por ciento de rebaja, este margen es muy menor respecto a lo gravoso del impuesto, que junto con otros tributos y las cargas sociales contribuye a que buena parte de la actividad económica se desarrolle en negro. Las urgencias de caja del Estado son las que han hecho llevar al IVA a ese margen y dejarlo ahí tanto tiempo, y estos tímidos dos puntos para el quinquenio son una muestra de cuán difícil es reducirlo cuando hay gastos que atender en lo inmediato.
Ello da cuenta sin ningún margen de duda que un menor gasto público es imprescindible para dar el empujón necesario al circuito virtuoso de menos gasto, menos impuestos y menores costos de producción, lo que se constituiría en una palanca dinamizadora para la economía, mejoraría la competitividad y la calidad de vida, por lo que no es un tema menor y determina que valga la pena buscarle la vuelta para llevarlo adelante sin dilaciones.
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