Opinion | 20 Mar Durante su reciente visita a la Expoactiva de Soriano, y en momentos en que seguramente los empresarios que exhiben las nuevas maquinarias se restregaban las manos pensando en las posibilidades de colocar buena parte de lo que se ofrecía a los productores, el presidente José Mujica no pudo con su genio y advirtió a los agricultores que traten de evitar el endeudamiento, porque después ocurren avatares que pueden dejar un tendal de incumplimientos y en crisis al sector.
El mandatario aconsejó a los asistentes a la muestra que “todo el que pueda, trate de trabajar con la suya”, y que en lo posible se resigne a trabajar con “un fierro más viejo”, como forma de ponerse más o menos a cubierto de ulterioridades.
El consejo de Mujica sonó a contradictorio o por lo menos incongruente en medio de una exposición en la que se exhibe multiplicidad de maquinaria para mejorar la tecnología, y cuando se está apostando al país productivo, a obtener el máximo rendimiento de los cultivos a través de la tecnificación.
Seguramente el presidente se refería a la necesidad de tener ponderación y equilibrio a la hora de las decisiones de este tipo, cuando un productor deslumbrado por la nueva maquinaria puede adoptar decisiones que luego puede lamentar, al basarse en un esquema de retorno de la inversión sobre una situación actual que en el futuro pueda cambiar radicalmente. No sería la primera vez que esto ocurra en el Uruguay, donde hay ciclos marcados de altas y bajas, donde los precios no siempre compensan el esfuerzo y cuando hay factores climáticos que de repetirse pueden echar abajo economías agrícolas que parecían sólidas en los papeles, y como en todos los órdenes de la vida, de lo que se trata es de no extender el riesgo más allá de lo prudente, para no quedar al descubierto en las primeras de cambio ante compromisos de crédito que superen las condiciones de repago.
Pero lo que sí puede cuestionarse al mandatario es la inoportunidad para aconsejar a los productores que no se endeuden, justo en medio de una muestra que apuesta precisamente a la difusión de las últimas tecnologías, donde se han acumulado esfuerzos para captar potenciales compradores, y a la vez donde no se obliga a nadie a hacer lo que no quiere hacer. Mujica habría estado mucho más oportuno si hubiera vertido estos consejos en otro ámbito, hablando en términos abstractos como regla de buen juicio a seguir, que es mucho mejor que aconsejar “quedarse con los fierros viejos” en medio de una feria de la última tecnología disponible en maquinaria.