Paysandú, Miércoles 24 de Marzo de 2010

OPINIONES

SOLICITADA

Locales | 17 Mar Con relación a la denuncia aparecida en este medio de comunicación, el día 7 de marzo, donde el Sr. Edgardo Kolesnik denuncia no haber sido atendido, en la Mutual Veterinaria Mi Mascota, sita en Gral. Leandro Gómez 1157, teniendo un perrito enfermo, nos resultan inaceptables sus expresiones, que por lo menos demuestran no conocer o no haber entendido cómo se trabaja con los potenciales clientes en cualquier rubro comercial y en especial en este caso puntual, con animales de compañía.
Por ello y como excepción, debemos aclarar lo ocurrido para que el lector del artículo anterior, saque sus conclusiones. El comercio vive de sus clientes, por ello, si no lo desea atender, está actuando contra su propio interés de empresa vendedora de servicios.
El Sr. Kolesnik vino con su mascota enferma, pero pretendió que primero se le aceptara como socio, para no abonar la consulta. El no lo es. Se le aclaró que para cumplir con la instancia de asociarlo, debía primero recuperar la condición sanitaria.
La Mutual Veterinaria Mi Mascota realiza acciones que benefician a instituciones del medio como ser Bárbara Inhelder, Santa Mónica, Asdopay, Escuela del Sauce, Escuela de Sacra, Sociedad Protectora de Animales, etc., quienes pueden certificar el proceder y por ello son mencionadas. Por lo tanto, si bien el fin es comercial, no necesariamente esto lleva a lo otro o sea a no querer atender un animal enfermo, que es una de las finalidades de la Mutual. Por supuesto que esta atención tiene como consecuencia que se deba abonar la consulta.
La Mutual Veterinaria Mi Mascota cuenta con cuatro Profesionales que aseguran una atención permanente, día y noche, profesionales que se perfeccionan permanentemente en cursos a nivel nacional e internacional.
No corresponde realizar comentarios ni emitir opiniones de profesionales y comercios del medio, quienes, como Mi Mascota se rigen, por el código de ética y por las normas que orienta el Centro Médico Veterinario de Paysandú.

SOLICITADA
Quisiera dirigirme por medio de esta nota a toda la población sanducera para hacerle conocer los momentos difíciles que viven algunos obreros de Paycueros que no se encuentran afiliados al sindicato. Me baso en el derecho que establece la Constitución de la República cuando dice que todos tenemos libertad de expresión. Bendito Uruguay, qué país más noble! Vivimos nuevamente en democracia desde el año 1985, luego de un largo período de dictadura, donde no se respetaron los derechos humanos; pero vaya paradoja, tampoco hoy se respetan en algunos casos y principalmente por parte de los integrantes del mencionado sindicato, los que siempre reclaman por esos derechos. Ellos piden y piden pero no saben qué es la democracia, y hay que recordarles entonces que ella implica vivir en una sociedad de libre opinión y pensamiento, pero entendiendo que “mis derechos terminan donde se inician los del otro”. Democracia es sinónimo de que los derechos humanos son respetados por todos los habitantes de un país; democracia es participación activa en el hacer de un país; es interacción, no es discriminación; no es humillar, no es menospreciar, no es insultar.
Democracia es respetar la Constitución donde se encuentran protegidos nuestros derechos. Es en la Constitución en la Sección II, Capítulo I, donde en los artículos 7, 36 y 57 se protege el derecho al trabajo de todos los habitantes del territorio uruguayo. También en nuestra Carta Magna se consagra en los Artículos 39 y 57 el derecho de asociación y de organización de sindicatos gremiales. Es decir que los sindicatos cumplen con la función de defender los intereses de los trabajadores afiliados a ellos, pero eso no implica que intervengan en los intereses y decisiones de aquellos empleados que no pertenecen al mismo por diferentes razones. Y esto es indudablemente lo que está haciendo la dirigencia del sindicato de Paycueros, y algunos de sus afiliados, los cuales están muy bien identificados; insultan y agreden verbalmente en forma sistemática a otros obreros cuyo único objetivo es poder llevar el sustento diario a su familia y que no aprueban las medidas de fuerza tomadas por este gremio, las que violan el acuerdo firmado por ellos mismos con la empresa. Los integrantes de este sindicato, a juzgar por su forma de proceder, piensan que son dueños de los problemas de todos los trabajadores de la empresa y calzan zapatos que no les corresponden; son verdaderamente irrespetuosos de los derechos de los demás, cuando ellos en la misma fábrica insultan, despotrican, amenazan, mancillan en su honor, dibujan y plasman los nombres, con figuras humillantes, de aquellos obreros que no forman parte del sindicato (se ve que saben mucho de derechos humanos...).
Esta manera de proceder es lamentable, pone en evidencia que estos dirigentes gremiales y quienes los acompañan no son personas dignas, son ignorantes, pequeños seres que: a) No defienden los intereses de sus representados más que en las situaciones donde pueden sacar algún rédito político. Dirigen a sus asociados como verdaderas marionetas para distraer de los asuntos verdaderamente importantes, como por ejemplo la violación reiterada de los estatutos del gremio, como eliminar la representación en la directiva de los integrantes de la lista que salió en segundo lugar en las elecciones pasadas del mismo, no presentar nunca balances, etc.; b) Amenazan con ocupar la fábrica cuando este lugar de trabajo no es propiedad de los trabajadores, es propiedad de una empresa privada; c) Los verdaderos sindicalistas, aquellos que no existen en este gremio, son hombres que primero discuten los temas con la Dirección de su lugar de trabajo; luego de negociar, si no se llegase a un acuerdo, se comienzan medidas de lucha de forma progresiva, baja de la productividad, huelgas de muy corta duración, huelgas más largas. Mientras tanto siguen negociando, no cortan el diálogo y, por supuesto, no insultan ni amenazan a los obreros que no integran el gremio; d) No todos los supuestos representados se sienten respaldados por el sindicato; sólo continúan en él por miedo, porque ven cómo molestan y hostigan de diferentes maneras a aquellos obreros que se han alejado de él. Sólo queda que la dirigencia de la empresa tome cartas en el asunto y que realmente los derechos de todos sean respetados, ya sea que se encuentren dentro del sindicato o fuera de él. Y si estos dirigentes gremiales realmente tienen un poquito de dignidad y de honestidad, que obren de manera adecuada, democraticamente y que no sean manipuladores; que antes de seguir en la lucha realmente dejen de hacer sufrir a sus afiliados y a los que no lo están; que respeten; vivimos en un país libre, por lo cual cada quien tiene derecho de agremiarse o no. Tomemos conciencia de lo que hacemos y busquemos un Uruguay mejor, todos tenemos derecho a ser respetados en nuestro trabajo, estemos agremiados o no. Que esto sea entendido de una vez por todas y el que no le entienda así, que sea sancionado por no saber convivir en sociedad.
CI. 3.285.550-2.


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