Nacionales | 17 Mar Palabras que matan
Siguen soplando vientos huracanados sobre la interna nacionalista. En plena recta final hacia las elecciones municipales, el libro “La derrota, los porqués del fracaso de Lacalle”, del periodista Martín Pintos, conmovió los cimientos de una fuerza política que busca consolidarse como abanderada de la oposición. La publicación, parcialmente divulgada por “Búsqueda”, alude a un supuesto acuerdo económico entre Jorge Larrañaga y Luis Alberto Lacalle, para la conformación de la fórmula presidencial para las pasadas elecciones. Los dirigentes involucrados rechazaron enfáticamente la versión, en tanto otras altas jerarquías partidarias literalmente “le hicieron la cruz” al periodista que actualmente se desempeña en “El Espectador”. Según “El País”, el senador Jorge Larrañaga compareció en el Directorio blanco, ante cuyos integrantes recordó que los “los únicos dos testigos de los acontecimientos” de la noche del 28 de junio, estaban allí presentes. “Si alguien tenía dudas, que lo plantee”, agregó dirigiéndose a los presentes, en tanto se manifestó dispuesto a abandonar el órgano si persistían dudas. Dijo que la publicación de Pintos le hace “mal” al partido y “mina la confianza” entre los integrantes del Partido Nacional. Más tarde, en diálogo con el referido matutino, aseguró que no le adjudica “culpas ni responsabilidad a nadie”, más allá de su “desazón”.
“Se podría inferir que yo integré la fórmula por aspectos económicos. Esto es lamentable porque, al hacerme mal a mí, también le hace mal a todo el partido”, añadió el senador. Por su parte, el presidente del Directorio, Luis Alberto Lacalle, quien respaldó incondicionalmente a Larrañaga, recordó que luego de las elecciones recibió al periodista Martín Pintos, pero éste no le hizo ninguna pregunta respecto a un supuesto arreglo económico. Larrañaga fue respaldado, sus dichos asentados en actas y el tema, por ahora, quedó fuera del debate partidario. Habrá que esperar los próximos acontecimientos.
Piqueteros impacientes
Nunca más oportuno aquel dicho que reza: “el muerto se asusta del degollado”. Los piqueteros de Gualeguaychú, empecinados en amargarle la existencia a todo aquel que intenta atravesar el puente “General San Martín”, ahora se quejan del presidente José Mujica, quien suspendió una reunión que mantendrían en las próximas horas. “Comprobamos que Mujica no tiene palabra”, dijeron los piqueteros a “Infobe”, en tanto otro ejemplo de sentido común, Jorge Fritzler, agregó que el presidente uruguayo, al igual que su antecesor Tabaré Vázquez, “no tiene palabra”. Parece una broma de mal gusto, pero el piquetero parece convencido de estar en lo cierto. “Con la posibilidad de un diálogo, estábamos ante un buen comienzo, pero seguramente Mujica se dio cuenta de que los argumentos de la Asamblea de Gualeguaychú eran más fuertes que los suyos”, agregó, en tanto especuló con que “a Mujica no lo dejaron reunirse, y eso deja al descubierto su poca gobernabilidad”. Aunque no le guste, al igual que tantos turistas y trabajadores, ahora deberá armarse de paciencia y esperar.
La batalla de Montevideo
Más allá de alguna escaramuza, la campaña para las municipales de Montevideo venía desarrollándose en calma, con los candidatos concentrados fundamentalmente en divulgar sus ideas y recorrer los distintos barrios de la capital para entrevistarse con los vecinos. Sin embargo, las últimas declaraciones de la candidata frenteamplista Ana Olivera, pusieron fin al armisticio y desataron una ola de críticas en el seno de la oposición, desde donde se la tilda de autoritaria, poco democrática y enfrentada al pensamiento de José Mujica. Como adelantáramos, Olivera dijo que de ganar las elecciones, todas las alcaldías -incluso las presididas por la oposición- deberán ajustarse al programa de gobierno del Frente Amplio, al tiempo que se mostró poco proclive a incluir a la oposición en su gabinete. Uno de los primeros en recoger el guante fue el candidato blanco Javier De Haedo, quien hizo la siguiente reflexión: “se ve que Olivera no escuchó a Mujica hablar de los tornillos y las tuercas”. Además, se preguntó si en los departamentos donde ganen blancos y colorados, los alcaldes frenteamplistas deberán ajustarse al programa del gobierno departamental, en tanto acusó a Olivera de decir “disparates”. La guerra está declarada.
Ana Lía también responde
Las apreciaciones de Ana Olivera también provocaron la reacción de la candidata blanca Ana Lía Piñeyrúa, para quien la actitud de la frenteamplista entraña un concepto “absolutamente autoritario sobre el ejercicio del poder. Si se constituyen órganos colegiados, aunque la mayoría la tenga el partido del alcalde, lo razonable es que haya un consenso entre los distintos integrantes del municipio para llevar adelante las diferentes políticas. Para algo se crean órganos colegiados. Si no, creamos un órgano unipersonal y chau”, sentenció.