Paysandú, Miércoles 24 de Marzo de 2010
Locales | 21 Mar TERESITA, LA CORPORACIÓN
Y LAS FACTURAS
El 3 de marzo pasado informaba El País respecto del enfado de la candidata al Codicen y Secretaria General de la Federación Uruguaya de Magisterio, Teresita Capurro, respecto de los dichos que señalaban que “los representantes sindicales en el Codicen, representarían los intereses corporativos de los gremios afines a la izquierda”. Ofuscada, manifestaba Teresita que hay una “estigmatización de los trabajadores” (de la enseñanza); que esos dichos son “una ofensa a los 18 mil afiliados que tiene la FUM” y que su condición político partidaria no interfiere para nada en su condición de dirigente sindical. Finalmente y frente a la pregunta “¿No es una contradicción postularse a estos cargos generados por una ley con la que no están de acuerdo?”, Teresita respondió olímpica: “Cuando una ley se instituye y se trabaja sobre ella y está en marcha, la ley se cumple”. Leída esta noticia, la misma amerita varios comentarios. Se ofende Teresita porque alguien hable de corporativismo en la enseñanza. Pues ¡sí, Teresita!, ¡por supuesto que corporativismo! y del más patético y gorila, le guste que se lo digan o no.
En mi caso personal, hace más de una década que enseño en el CES y resulta lamentable ver como la corporación se ofende, se enrosca como la serpiente y tira el “bote” venenoso contra todo aquel que vaya contra sus intereses corporativos, los cuales no tienen nada que ver con los contenidos de la educación, o la forma de enseñar, sino simplemente con la “repartija” de los cargos de poder y el mantenimiento o creación de horas docentes, así sean de Mandarín, Salto a la Cuerda, o Computación con la Mano Izquierda en Paro de Manos. Y cuando habla de que la corporación cumple con las leyes que instaura cada nueva reforma educativa, aunque no estén de acuerdo, ¡por supuesto!
Así como también toman olímpicamente las horas de clase de cada una de las sucesivas reformas a las que se ha sometido a la enseñanza, con las cuales nunca están de acuerdo e insultan furiosamente. Si no está de acuerdo con la Ley de Educación, Teresita, o si no está de acuerdo con la reforma de Rama, o la reformulación 2006, o la que sea, tenga la integridad moral y el valor de tomar el toro por los cuernos, e ir a la huelga general hasta que las cosas se hagan como le parece que deberían hacerse.
Despotricar contra las reformas educativas o la Ley de Educación en las ATD, o en las reuniones de su gremio y someterse luego a las mismas, “al precio miserable de la necesidad”, resulta en un doble discurso, muy triste. Son pocos los que pueden opinar en una ATD, o donde sea, contra las reformas que consideran improvisadas, desarticuladas y académicamente malas y tener la determinación de respaldar con hechos sus opiniones, votándolas en contra, o no tomando sus horas, cuando ha correspondido.
Lamentablemente, la corporación (de la cual Teresita es parte, ¡dirigente!) no puede. Están más ocupados en seguir cobrando el sueldo a fin de mes, aunque eso implique trabajar con y para el Demonio, que en dejar de cobrarlo un rato, luchar por lo que sabemos que debería ser la educación, y volver a cobrar ese mismo sueldo más tarde, pero ahora por trabajar con y para una educación de excelencia.
Y Teresita pone el grito en el cielo cuando alguien cataloga a su movimiento sindical y por ende a ella misma, de corporativista, pero el 23 de febrero, previo a la elección de los consejeros docentes en los distintos órganos de la Enseñanza, afirmó con desparpajo que “adentro del movimiento sindical hay compañeros que piensan distinto a nosotros y van a marcar la diferencia el 24. Ya llegará el 25 y la factura se va a pasar”. ¿De qué deberíamos catalogar a Teresita después de este comentario totalitario y miserable?. ¿Facturas en la educación? La única factura que habrá de pasarse, la enviará la historia a nombre y apellido de Teresita y a su domicilio particular, por no haber hecho lo que tenía que hacer en un ámbito como la educación, desde el puesto que tiene, que era priorizar la ilustración del pueblo oriental por encima de sus intereses corporativos, político partidarios, económicos y demás miserias por las que se ha ocupado de “cacarear”, mientras los organismos internacionales de crédito la sometían a sus exigencias y le “metían” todas las reformas que se les cantaban y nuestra educación se transformaba en la decadencia que es hoy día.
La única lucha que tiene que dar Teresita, es alcanzar la máxima artiguista: “Sean los orientales tan ilustrados como valientes”. Máxima academia y espíritu noble para todos los educandos. Porque solo la excelencia académica y la nobleza de espíritu nos harán libres y un mejor país. Usted, con su vil lucha corporativa y su afán desmedido por “los carguitos”, solo está egresando esclavos. Y la elección celebrada el pasado 24 de febrero acabó transformándose en una elección corporativa, político partidaria, muy lejana a los principios que inspiraron nuestro histórico reclamo de que los consejeros fueran docentes electos democráticamente por todos sus colegas, en función de su currículum, sin importar su color partidario. La corporación existe, tiene intereses político-monetarios superiores a los académicos, los cuales defiende a capa y espada. La corporación es peligrosa, amenazante, intimidatoria, te pasa la factura cuando discrepás con ella y ¡tiene 18.000 afiliados solo en la FUM! No obstante, “… yo no soy uno de tus animales, ni soy tu amigo, no quiero estar en tu programa de protección a testigos…” (Bajo Fondo Tango Club/Santullo). Lic. Martín Appratto Mathisson
SOLICITADA
Esta carta está dirigida a la persona de Jorge Yaxaldebehere, que el domingo 10 de enero no tuvo mejor cosa que salir a la ruta e inconscientemente cruzar hacia el carril contrario sin ningún aviso de que iba a realizar tal maniobra, para acceder a una estación de servicio, por donde --sin tener tiempo a ninguna reacción-- mi hermano Daniel Villavicencio acertaba a pasar. Y quiso así la mala suerte que este hombre lo chocara y lo tirara por el aire, luego cayendo al suelo donde quedó tendido y muy mal herido. Es aquí donde mi madre, mi familia y yo nos preguntamos por qué no tuvo la valentía de bajarse a ver si la persona que había atropellado estaba viva o muerta; en vez de llamar por celular a su papá hubiera llamado a la ambulancia que tardó una hora en llegar mientras mi hermano, tirado en el piso, podía haber perdido la vida.
Porque no era un animal, era un ser humano que por desgracia hoy día está internado con toda su joven vida por delante, arruinada por esta persona que nunca se dignó tan siquiera llamar y preguntar por la vida de mi hermano, que está sufriendo por sus heridas, que fue capaz de decir que circulaba a 20 kilómetros por hora donde el tráfico era abundante detrás de él.
Dígame, con esa velocidad tal vez lo hubiera hecho raspar pero no quebrarle la cadera, donde va a necesitar prótesis para volver a caminar, quebrarle el tobillo y abrirle una herida en la piel que es tan difícil de contar cómo es que tiene abierta la carne que se le ve hasta el hueso y necesita injertos, yo creo que ni usted se cree la velocidad que llevaba. ¿O es que no se encontraba en condiciones óptimas para conducir? ¿Por qué no se hace cargo de lo que hizo?, porque buena enseñanza le dio a sus hijos, dejar a las personas tiradas, cual si fueran animales. Porque mi hermano también tiene dos hijos hermosos que esa noche quedaron esperando que su padre los fuera a buscar y que nunca pudo llegar por su culpa y actitud al manejar.
Ya nada va a ser igual para mi hermano, su carrera deportiva, su trabajo, ni siquiera sabemos cómo va a quedar, mientras a lo largo de estos días el sufre cada vez que le curan sus heridas y por los fuertes dolores que las quebraduras le ocasionan, mientras usted está tal vez mirando televisión tranquilo junto a sus hijos, y mi hermano no puede ni ver a los suyos y todo por su culpa.
Pero hay un Dios y él se va a encargar de usted, porque aquí nadie se va sin pagar los errores, y el suyo fue grave. Es tanta la impotencia que se siente que ya nada de lo que vaya a hacer para remediar esta situación tiene valor. Ya está, ya pasó, es tarde, tendría que haber sido hombre en ese momento, que era cuando valía la pena. Es más, le tomó una semana ir a preguntar por su salud, pero mandó a su señora a verlo y el que chocó fue usted. No fue su padre ni su señora, fue usted.
Tal vez no tenga conciencia, pero si la tiene espero que no lo deje dormir al igual que mi pobre hermano, que pasó noches sin dormir. Soy Andrea, hermana muy orgullosa de Daniel y capaz de defenderlo hasta las últimas consecuencias.
Andrea Cecilia Villavicencio Poggio, 3.669.885-7
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