Opinion | 24 Mar En las últimas horas concluyó la Conferencia de Expertos de la ONU sobre el agua, que se realizó durante tres días en Nairobi y que formuló una ajustada evaluación del escenario mundial sobre la disponibilidad del vital elemento que, como es sabido, presenta escenarios muy diferentes entre países y regiones.
Los expertos coincidieron en que la crisis del agua en el mundo, caracterizada por la elevada contaminación y las perspectivas de escasez, requieren una acción urgente global, pero con énfasis local e inversiones que darían elevados beneficios, al garantizar la salud de los ecosistemas y de la Humanidad.
Claro, para el uruguayo no resulta fácil ubicarse en la realidad mundial ni en la carencia del líquido elemento que se da en determinadas regiones, desde que nuestro país es regado por generosos cursos de agua y tenemos un régimen pluviométrico que aún en épocas de sequía es mucho menos riguroso que el que se da normalmente en zonas donde la disponibilidad es escasa y el agua es de muy pobre calidad, por decir lo menos.
A la vez, no es solo la percepción del ciudadano común, sino que es la que se transmite por las propias acciones del organismo monopólico en el suministro del vital elemento, OSE, a juzgar por las numerosas y persistentes pérdidas que se observan en la ciudad, muchas veces durante días y sin que se tenga mayor urgencia o eficacia en las reparaciones.
Pero no puede ignorarse que pertenecemos a un ecosistema interconectado en el que en mayor o menor medida toda contaminación repercute, y que el malgasto se paga caro y no solo en las tarifas del ente, pese a que solemos acordarnos de la importancia del agua solo en épocas de sequía y cuando el descenso en los embalses nos deja con serios problemas de abastecimiento de electricidad.
Es cierto, las relatividades cambian según la región y puede decirse --sin temor a equívocos-- que somos privilegiados en contar con esta disponibilidad del vital elemento, lo que no debería impedir que tomemos conciencia de su importancia y que la cuidemos como el tesoro que realmente es.