Paysandú, Lunes 29 de Marzo de 2010
Locales | 26 Mar En un cruce de caminos por la zona de colonia 19 de Abril, se levantan un par de edificios de sólidas construcciones, en los que otrora funcionaron comercios de ramos generales. Esas nobles estructuras esconden detrás de sus gruesas paredes de concreto y asentadas en barro, un sinfín de historias de un rico pasado social y productivo del que ya muy pocos recuerdan.
Ese espacio fue una suerte de centro comercial de la colonia que concentraba gran parte de los encuentros de los chacreros de la zona. Precisamente hasta esa intersección –ubicada a cuatro kilómetros al noreste de estación Porvenir– llegaban dos líneas de ómnibus que conectaban a la colonia con otros pueblos y con la propia ciudad de Paysandú. En tal sentido las empresas Culela y Volpe -se turnaban una vez por mes- llegaban satisfaciendo la demanda en el transporte de los habitantes de la zona. Los vecinos del lugar también recuerdan tiempos en los que el ferrocarril cruzaba por la estación Porvenir, ubicada a un poco más de cuatro kilómetros del lugar, siendo el motocar el servicio preferido por los usuarios. Resultaba ciertamente original ver a los charrés o a los sulkys estacionados uno pegado al otro en la plataforma central de la estación, aguardando hasta que sus propietarios regresaran. Ese gran movimiento y el decidido empuje mantuvieron activos a los pobladores del lugar, contagiando a través de varias generaciones un verdadero compromiso con la tierra. La sangre joven alimentó sueños y esperanzas de un futuro que no recompensó tantos años de entrega. Pero esa realidad forjó a hombres y mujeres quienes con trabajo, esmero y dedicación marcaron un camino para las nuevas generaciones y fueron muy pocos los que realmente entendieron las señales.
Ya hace tiempo que el centro de Colonia 19 no vibra con el bullicio de los gurises ni con las voces de los mayores, que pertenecieron a numerosas familias. La Escuela 83 hace unos 17 ó 18 años que cerró sus puertas por falta de alumnos. Concurrían a ese establecimiento un número importante de gurises, pero terminó con tres o cuatro niños y ello sentenció su destino. Por su parte cuatro equipos de fútbol mantuvieron activos a toscos y hábiles deportistas: Club Unión, Peñarol, Colonia y Nacional eran protagonistas de atractivos campeonatos locales. Cada uno de ellos contaba con cancha propia. Los campeonatos relámpagos generaban ciertas escaramuzas futboleras las que movilizaban mucha gente con partidos en Piedras Coloradas, Orgoroso y Arroyo Negro y en sus respectivos escenarios, cuando estos equipos oficiaban de locales. Hasta que por motivos económicos fueron callando de a poco las improvisadas tribunas y al grito sagrado de gol. Definitivamente las actividades sociales y deportivas de la colonia se terminaron y hoy son un montón de recuerdos, que solo cobran vida en algún encuentro familiar y apoyados por fotos amarillentas.
También las quermeses en la escuela y algún festival criollo mantuvieron viva la diversión popular. Pero hace unos treinta años la gente empezó a irse buscando otros destinos, que lejos están del pensamiento y proyección que algún día movilizó a los criollos y atrajo a los inmigrantes que creyeron en estas tierras.
Recientemente la Facultad de Agronomía hizo un relevamiento que desnudó otra triste realidad, pues unas 30 taperas apenas asoman entre la vegetación dando tímidas señales de que ahí crecieron otras tantas familias.
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