Paysandú, Viernes 02 de Abril de 2010
Nacionales | 27 Mar Los tiene confundidos
La llegada de Mujica al poder planteó un escenario político inédito, donde las principales figuras políticas de la oposición a menudo enfrentan dificultades para desentrañar los verdaderos contendidos del discurso presidencial. A tal punto llega la confusión que los senadores nacionalistas Luis Alberto Lacalle y Sergio Abreu recomendaron al mandatario bajarle el perfil a sus declaraciones públicas respecto a temas sensibles como las Fuerzas Armadas y la utilización de las reservas del Banco Central. No obstante, uno de los dirigentes que continúan esperanzados en la gestión del ex guerrillero es Julio María Sanguinetti, quien en una comparecencia pública en Maldonado aseguró que en 20 días el nuevo mandatario sepultó los paradigmas históricos de la izquierda, al tiempo que lamentó que este proceso no se hubiese completado antes.
“Mujica enterró todos los tabúes de la izquierda tradicional. Todo lo que la izquierda dijo en 50 años ahora se enterró. Y lo que dijo hasta hace pocos años (...) Por estos días uno tiene un doble sentimiento. Por un lado un sentimiento agradable por decir que ahora estamos pensando más parecido. También uno se dice: ¿Cuánto ha pagado el país porque recién ahora comprenden lo que se hubiera comprendido hace 50 años?”, preguntó el ex mandatario, según “El País”. Sanguinetti entiende que si la izquierda hubiese cambiado a tiempo el país no hubiese padecido la dictadura, pero al mismo tiempo manifestó su beneplácito porque -según su óptica- los acontecimientos le dieron la razón. “Hoy estamos robustecidos en nuestra fe. Después de decir a sus militantes, los que durante 50 años hablaron contra el FMI, contra pagar la deuda externa (...). Ahora resulta que los que teníamos razón éramos nosotros y no ellos que siguen hablando como si fueran los dueños de la verdad en el mismo momento que no tienen autoridad política para hacerlo”, concluyó el ex mandatario.
Se fue, pero volvió
Es cierto que fue un acto político y que el hombre, alejado del sillón presidencial, está más en contacto con sus emociones. Pero realmente nos hubiese gustado verlo con esa energía cuando era presidente. Nos referimos al ex mandatario Tabaré Vázquez, quien lejos de aquellos discursos lacrimógenos de los últimos cinco años, se subió a un estrado para festejar el 39º aniversario del primer acto de masas del Frente Amplio con una vehemencia que lo ratificó como líder indiscutido de la fuerza política y como serio candidato a volver a la arena política para las elecciones de 2014. En el centro de Montevideo, rodeado de dirigentes y ante una multitud, Vázquez aseguró tener “la convicción política que no hay en Uruguay otro proyecto político que el del Frente Amplio, para que el pueblo uruguayo viva mejor”. Se manifestó dispuesto a prestar su apoyo al gobierno de José Mujica y exhortó a los frenteamplistas a “estar junto al Pepe”, porque “la tarea que tiene es realmente difícil”. Según informó “El País”, su esposa María Auxiliadora Delgado y la viuda de Líber Seregni, Lilí Lerena, siguieron con lágrimas en los ojos las palabras del ex mandatario, quien reclamó por un Frente Amplio “más unido que nunca, más unido que siempre”, al tiempo que reconoció la “nostalgia” que le provocó estar tanto tiempo alejado de los mitines políticos. “Las veces que añoramos estando en la presidencia de la República estar en un acto de nuestro Frente Amplio. No lo podíamos hacer, teníamos que respetar como así lo manda a nuestra fuerza política la Constitución y la Ley, como debe ser. Como lo está haciendo hoy nuestro querido compañero José Pepe Mujica”, dijo un vehemente Vázquez.
Disparen contra Stirling
Tal cual consignáramos, la interna del Partido Colorado “está que arde” a raíz de las declaraciones del ex titular del Ministerio del Interior, Guillermo Stirling, quien aseguró que la dirigencia partidaria, encabezada por Pedro Bordaberry, adolece de “autismo político” por no entender la importancia de tejer alianzas con otras fuerzas políticas. El presidente del Directorio de la fuerza política y líder de Vamos Uruguay, optó por ningunear a su detractor, recordándole que por no ser convencional su opinión no debe ser evaluada por la cúpula partidaria. Mientras tanto, otro legislador de Vamos Uruguay recogió el guante arrojado por Stirling y le recomendó guardar energías para trabajar en pos del partido.
“Si hubiera puesto a la campaña de 2004 la misma vehemencia y energía que le está poniendo a todas estas iniciativas, hubiéramos votado un poquito mejor. Si algo le faltó, en ese momento, fue sudar la camiseta”, dijo el diputado Fernando Amaro y recordó que el ex ministro “representa la vieja forma de hacer política, que sostiene que con acuerdos de cúpulas se puede ganar las elecciones”.
Aseguró que esa forma de hacer política se tradujo en la “peor derrota electoral” de la historia partidaria y dijo que en 2004 el partido tuvo que “sufrir” a Stirling.
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