Paysandú, Sábado 03 de Abril de 2010
Locales | 30 Mar Las muy conocidas deficiencias que existen en el tránsito en todo el ámbito del país, en ciudades y rutas, es problema que muchas veces ha dado lugar a que en esta columna se hicieran comentarios que la observación permanente de la forma como se desenvuelve pone muy claramente en evidencia, y hoy, en circunstancias en que como es habitual es muy amplio movimiento que se genera con motivo del largo feriado de la Semana de Turismo, ha entendido conveniente intentar traer al primer plano de la atención pública dicho verdadero problema.
Muchas son las causas que inciden al respecto. Sin que la relación que se hace se ajuste a un orden indicado por su nivel de gravedad, se indican enseguida algunos factores que inciden de manera desfavorable: la sin duda bastante generalizada indisciplina de nuestros compatriotas; la existencia de serias deficiencias en la forma de conducir que se mantienen inmodificadas, no obstante su gravedad, y que extrañamente no son normalmente señaladas a los infractores y no dan lugar a que se adviertan debida y oportunamente a los aprendices; la falta de un severo control por parte de los inspectores, más orientados a la aplicación de multas por faltas no graves, o a individualizar a conductores multados; el muy poco razonable criterio de muchos conductores que dificultan el adelantamiento de otros innecesaria e indebidamente; el severo desconocimiento de muchas e importantes disposiciones por numerosos conductores.
Durante los últimos días quien escribe debió circular y conducir por la ruta que conduce hasta Maldonado, San Carlos y Punta del Este, con motivo de la presencia breve de personas radicadas en el exterior, y se preocupó por observar de manera prolija muchas habituales maniobras que no son razonables, entre ellas las siguientes: no todos respetan, cuando se deben adelantar a otro vehículo en marcha, que hay zonas en las cuales ello no está permitido; cuando la ruta tiene curva hacia izquierda o derecha, es frecuente que muchos conductores cambien hacia izquierda o derecha, según el caso, la senda por la cual circulan, como si condujeran en una pista de carreras de alta velocidad, algo que revela que no existe cabal idea de lo importante y seguro que es mantenerse en la misma senda, salvo en caso de necesario y correcto adelantamiento. Otra falta grave y frecuente es el irrespeto a la señal de PARE, la cual es equivalente a la luz roja. También es muy común que en una ruta, el conductor que debe tomar hacia la izquierda una ruta que la atraviesa, en lugar de desviarse hacia el costado derecho para detenerse, y girar cuando el tránsito lo permite hacer sin riesgo, generalmente lo hace en plena senda de circulación, lo cual causa que se forme larga cola de vehículos a la espera de que la maniobra pueda culminar.
Muchas otras situaciones que no se ajustan adecuadamente a lo que es seguro y al contenido de las disposiciones es posible señalar, al punto de que hasta se ha afirmado que el nuestro en algunos aspectos parece un tránsito “sin normas”. Es que tal es en general el desorden, en ciudades y en rutas, que llama tremendamente la atención, y hasta asombra, a quienes proceden de países en los cuales existe respeto hacia el debido ordenamiento del tránsito, tal desorden e incumplimiento de disposiciones destinadas precisamente al orden y a la seguridad.
El autor de esta nota ha pensado, ante el hecho de que muchos conductores ni siquiera tienen muy clara idea de que tales maniobras sean indebidas, que podría ciertamente contribuir a que muchas deficiencias se corrigieran, que las autoridades competentes hicieran pública explicación, en programas de televisión, de las más comunes y graves deficiencias, y de cuáles son las que corresponden si se conduce de manera correcta además de segura y reglamentaria, y hoy una vez más insiste con relación a tal sugestión.
Se debe agregar algo que es importante: es también muy grande la falta de respeto de los conductores con relación a los peatones, incluso, aunque parezca insólito, en donde existen semáforos, pero es también frecuentísimo que los peatones no guarden al cruzar calles y rutas, con semáforos o sin ellos, las precauciones adecuadas a las normas y a la seguridad.
Tales algunos conceptos que se entienden oportunos como contribución al debido e indispensable ordenamiento del tránsito nacional.
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