Paysandú, Domingo 04 de Abril de 2010
Opinion | 28 Mar
“Las colonias no pueden seguir siendo un lugar de reclusión de nuestros ciudadanos”, dijo el subsecretario de Salud Pública, Jorge Vanegas. Se refería a las colonias de salud mental, respecto a las cuales las autoridades sanitarias han manifestado preocupación por la situación de abandono en la que se encuentran.
Precisamente, la salud mental será una de las áreas que el MSP trabajará con el objetivo de mejora, según lo informado públicamente por el propio ministro Daniel Olesker.
Recientemente, el ministro reconoció que hasta ahora el gobierno no había estado en condiciones económicas ni de desarrollo sanitario para avanzar, pero ahora dará prioridad al tema de la salud mental para que “salga de la salud individual y pase al sistema colectivo”.
En otras palabras, esto significa que quien tenga necesidad de atender su salud mental pueda hacerlo en una mutualista y que la terapia sea parte de la prestación de éstas.
A esto, se suman ahora las expresiones del subsecretario sobre la situación en que se encuentran las colonias psiquiátricas y la necesidad de su reestructura a través de mejoras edicilias y otras innovaciones, como el trabajo de equipos que procuren la recreación y la mejora del confort de los internos.
El objetivo es lograr la desinstitucionalización del enfermo psiquiátrico para que éste pueda vivir en la sociedad, dejando de considerar a estas instituciones como un lugar de depósito de las personas con problemas mentales, quienes suelen perder el vínculo afectivo y económico con su familia.
Los enfermos mentales están expuestos en todo el mundo a una amplia gama de violaciones de los derechos humanos. La estigmatización hace que a menudo sean aislados y no reciban los cuidados que necesitan. Por eso, son más que necesarias las mejoras de las cuales hoy está hablando el MSP. Además, debe impulsarse y facilitarse la creación de mecanismos de vigilancia de los derechos humanos para proteger a los pacientes del trato inhumano y degradante, de las malas condiciones de vida y de los ingresos y tratamiento involuntarios inapropiados y arbitrarios. Para todo esto se necesitan recursos y la dedicación por parte de los gobiernos de una mayor proporción de sus presupuestos sanitarios a estos temas. Algo sumamente necesario en un escenario donde los problemas son cada vez más comunes, como la depresión, y otros preocupantes como las consecuencias de las adicciones, tienen cada día una incidencia mayor y están convirtiéndose en verdaderos problemas para la salud pública.
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