Opinion | 03 Abr El proyecto de la empresa brasileña Aratirí, que apunta a la explotación de hierro de la zona de Valentines, comprendería una extensión no menor a las 110.000 hectáreas, y de concretarse tendría un efecto revulsivo en cuanto a este tipo de explotación, teniendo en cuenta la escasa relevancia que hasta ahora ha tenido este rubro en el Uruguay.
No es un tema menor para el Uruguay, donde “siempre se dijo” que hay riquezas en el subsuelo, exista o no petróleo, y que no pasa solo por las arenas negras ricas en manganeso, el oro de Rivera, las ágatas de Artigas y los mármoles de Lavalleja. En un país de base eminentemente agropecuaria existe una cultura centenaria respecto a que este debe ser el perfil prácticamente exclusivo de nuestra producción primaria, y que de abordarse otros emprendimientos deberían ser solo de carácter marginal y de escasa proyección para el país. En este caso concreto, la Aratirí apunta a predios de los departamentos de Florida, Durazno, Treinta y Tres y Cerro Largo, pero todavía se está en la fase de exploración y hasta ahora se han perforado unos 62.000 metros cuadrados en pocos meses, en tanto en términos de dinámica de trabajo, inversión y volumen de producción, se espera generar unos diez millones de toneladas por año.
Igualmente a esta altura la empresa brasileña lleva invertidos entre 15 y 20 millones de dólares, y ha avanzado significativamente en la prospección, apuntando a determinar la viabilidad exacta del proyecto, lo que es por supuesto una condición sine qua non para cualquier empresa.
Igualmente, ya existen manifestaciones adversas de productores agropecuarios, sobre todo de predios vecinos a las zonas establecidas como posibles fuentes de mineral de hierro, por cuanto creen que este emprendimiento les afectará negativamente.
Como en todos los órdenes de la vida, todo indica que se plantearán conflictos de intereses, y que uno de los aspectos en que deberá trabajar con decisión y amplitud de miras el gobierno es la conciliación de puntos de vista, respetando todas las posiciones pero sobre todo contemplando el interés general, que en este caso involucra la posibilidad de una inversión superior a la de la empresa Botnia, lo que no es poca cosa.