Paysandú, Sábado 10 de Abril de 2010

OPINIONES

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Locales | 04 Abr El “auge económico” yla caída del número
de estudiantes en la enseñanza pública
El viernes 5 de marzo, informaba El País que “tras cinco años de gestión, las autoridades del Consejo de Educación Secundaria (CES) presentaron las cifras del período de gestión 2004-2009 en la que se destaca una caída de 14.407 alumnos en Bachillerato público”. Ampliando esta información, el mismo matutino expresa que “en 2004 había 76.808 alumnos de cuarto a sexto, mientras que en 2009 se registraron 62.761 estudiantes en esos tres grados. El dato incluye un repunte en 2008 de unos 1.000 estudiantes. Según las mismas cifras, entre 2004 y 2009 la matrícula de los institutos de administración privada creció en algo más de 2.000 estudiantes en Bachillerato”. Ante estas cifras, el consejero Martín Pasturino aseguró al matutino, que el fenómeno es producto del aumento del mercado de trabajo: “Siempre pasa cuando hay un auge económico”. Sin dudas, resulta ya hilarante escuchar y leer a las autoridades referirse a la educación, mientras todo va cada vez peor. El Sr. Pasturino, o realiza declaraciones luego de tomarse alguna copa de más y no es consciente de lo que dice, o directamente decide tomarnos el pelo en el convencimiento de que somos ‘nabos’. Según sus infelices declaraciones, quiere decir entonces que la gente no huyó de la educación pública antes y mandó sus hijos a los colegios privados, simplemente porque no tenía dinero. Porque según su interpretación de la cosa, bastó que hubiera un “auge económico” para que 14.407 jóvenes abandonaran la enseñanza pública. El hecho resulta en una lamentable confirmación oficial, de que la enseñanza pública es un desastre, del cual la gente no huye en malón, porque económicamente no todos pueden hacerlo. En caso de poder hacerlo, las aulas públicas ¡quedarían desiertas! Transformando así automáticamente a la enseñanza privada, en un desastre. Siguiendo con esta noticia, se informa más adelante que “el presupuesto en el período pasó de US$ 85.797.293 en 2004 a US$ 287.833.795 anuales en 2009 (basado en el precio promedio anual del dólar)”. A esta altura, los números empiezan a aplastar a Pasturino. ¿No es que el problema de la educación pública es el bajo presupuesto? Según estos números, se lo incrementaron 3,35 veces y ni siquiera así se obtiene una mejoría. Por el contrario: ¡los jóvenes huyen de ella! Solo Teresita, Pasturino y la corporación siguen pensando y sosteniendo que sí, pero tendrán que sacárselo con peine fino: ¡el problema de la educación pública uruguaya NO ES EL PRESUPUESTO! (y los números así lo muestran). Pero Pasturino no está sólo en sus desvaríos. Para no dejar pestañear al lector, se suman a las suyas en la noticia a que hacemos referencia, expresiones de la presidenta del CES, Alex Mazzei, en el sentido de que “otra preocupación del CES es la falta de liceos. De acuerdo a estimaciones oficiales el déficit de infraestructura es ‘alto’ y “se necesitan entre 50 y 60 liceos nuevos”. Llegado a este punto, me permitiré recordarle a la Profesora Mazzei, que el gobierno de Tabaré Vázquez, del cual la corporación que ella integra fue acólita, puso 85 millones de dólares en subsidiar a los cañeros de Bella Unión, que no le dan al país nada, en vez de darles 25 y construir 60 liceos nuevos y solucionar el problema de la infraestructura en la educación, que es la base del desarrollo nacional. Pero a juzgar por las cifras presentadas por las autoridades del CES para el período de gestión 2004-2009, la Profesora Mazzei pronto podrá dejar de preocuparse por el tema de la infraestructura, ya que el mismo ¡pasará a ser de los privados!, que sí tienen dinero para solucionarlo: los estudiantes se están yendo de la educación pública para la privada, dejando en el sistema público, a razón de 14.407 bancos libres cada cinco años. Si la cosa sigue así, para cuando Mujica se retire de la Presidencia, la educación pública ¡tendrá infraestructura de sobra! Por último, Pasturino se refirió al monitor educativo, un sistema informático basado en un método francés que se utiliza en Chile, mediante el cual se accede al desempeño de cada uno de los liceos del país y donde aparecen cifras de repetición, deserción y otros elementos que permiten comparar la actuación de cada institución con sus pares y la media nacional. Según informa El País, “el acceso a la información del monitor será reservado para las instituciones educativas y los medios de prensa”, lo cual es rubricado por Pasturino, quien expresa que: “El problema es el estigma. La nueva ley de Educación ordena no dar datos por centro educativo. Tampoco los liceos privados quieren que se den datos individualmente”. A lo cual agrega, muy suelto de cuerpo, “no queremos que se hagan malas lecturas, no se puede decir que en un liceo el 40% de los alumnos pierde el año porque al otro día los padres sacan a los alumnos. No se trata de esconder, nosotros fuimos los que pusimos las cifras sobre la mesa, antes eso no se decía”. A esta altura Pasturino no tiene contrafuerte y resulta ¡inadmisible! Tienen la información pero es reservada, porque si la publican, los padres sacan a los hijos del sistema, pero ellos ponen las cifras sobre la mesa. ¿De qué está hablando Pasturino? Si tiene la información en un sistema informático, ¡que sea de libre acceso a todos los ciudadanos de la República que ‘bancamos’ el sistema educativo público con nuestros impuestos! Y si tenemos que sacar a nuestros hijos del mismo, porque la información allí contenida demuestra lo lamentable que es, ¡asuma su responsabilidad! Y es inadmisible también, el hecho confeso, de que las cifras que nos llegan hoy sean las que Pasturino nos deja ver. Triste. El lunes 8 de marzo, comenzaron las clases 220.000 estudiantes de Ciclo Básico y Bachillerato, a cargo de unos 16.000 profesores. Según esos datos, resulta en 13,75 alumnos por profesor: ¡una ‘ganga’! En una de esas, con el tiempo y algún que otro “auge económico”, las aulas públicas quedan vacías, el problema de la infraestructura se soluciona y los ‘gringos’ ya ni siquiera nos dan espejitos por nuestro oro macizo: embrutecidos al extremo, vamos a ayudarlos a cargarlo en sus barcos, a cambio de nada.
Lic. Martín Appratto Mathisson

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Hermanos Sanduceros en especial a nuestro pueblo natal, Porvenir. Somos una familia que nacimos, crecimos y tenemos una hija nacida ahí, en ese pueblo. Por cuestiones de la vida, problemas laborales, estamos en otra ciudad de este hermoso país. Cada año vamos a visitar a nuestras familias, que tanto extrañamos. Con respecto a nuestro pueblo vamos a opinar. Vemos que ha ido progresando con el tiempo, hoy hay un liceo, que antes no había, se están construyendo viviendas de Mevir, el 2º plan.
Han arreglado el camino, que tanto tiempo estuvo un poco dejado y dificultaba su tránsito. Está el estadio de la Liga Sureña, tienen una sala velatoria, pero vimos que han dejado algunas cosas por el camino...
La avenida principal, con su reforma está complicando su tránsito, a sus calles le falta mantenimiento, la plaza, el cementerio, el alumbrado público, son algunas cosas que le pertenecen a la Junta Local.
Cuando vivíamos allí no era así. Hoy no hay un placero, el cementerio no tiene una persona como antes había un camposantero. Qué pasa con el encargado y empleados municipales de la Junta Local de Porvenir, que son vecinos del pueblo y son pagos. Los mismos vecinos que pagan sus impuestos, no es solo tener pintado el edificio de la Junta Local ¿Y el resto del pueblo que les pertenece? Por que no hay que olvidar que están al servicio. Al pueblo lo hacemos todos, cada cual cumple su rol, o lo que es, el gobernante, el policía, el empleado público, comerciante, el vecino y vecina. Los políticos pasan cada 5 años, los empleados quedan ocupando su lugar, reflexionen y esto va también para los vecinos. Es fácil criticar, decir cosas o escribir.
Volviendo a nosotros, cuando vivíamos aquí nos casamos en el juzgado, que hoy ya no está. ¿Qué pasó también con el Club Porvenir? Que ya no existe, que tantas veces fuimos a cumpleaños, bailes y fiestas que ahí se hacían, hasta la ambulancia ya no está.
Nosotros hemos aprendido que la vida es lo más hermoso, y que lo más lindo que hay es vivir en el lugar que nacemos y crecemos. Nos dimos cuenta con el tiempo que dejamos nuestras familias y amigos de ese hermoso pueblo, por otro lugar para vivir. En todos lados ya no es igual que antes, todo va cambiando, la tecnología avanza y nosotros con ella. No por eso vamos a dejar de hacer cosas por el lugar donde vivimos, luchemos todos juntos, mayores y jóvenes. Aprovechar cada día y momento al máximo, dentro de sus posibilidades. A todos esos ‘capinchos’ de ese pueblo y a los que vayan llegando que luchen y no bajen los brazos por su pago, que la vida es lo más importante.
Los saludan unos capinchos que no se olvidan de su pueblo Porvenir...


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