Paysandú, Domingo 11 de Abril de 2010
Opinion | 07 Abr Hace unos cuarenta años, cuando se comenzó a construir la Terminal de Ómnibus sanducera, la ciudadanía no comprendía la importancia de esta obra y en general la calificaba de innecesaria, cara y que restaría comodidad a los usuarios, principalmente porque al entrar en funcionamiento sería prohibida la circulación de ómnibus por el centro de la ciudad. Los argumentos a favor parecían superfluos, por cuanto para el viajero frecuente fiel a una empresa de transporte poco le importaba que fuera posible encontrar en un solo edificio las oficinas de todas las compañías, que allí pudiera elegir cualquier servicio y subirse al coche con toda comodidad y que las grandes capitales del mundo ya consideraban indispensable el sistema de terminales para ordenar el tránsito urbano, como el caso de Rosario en Argentina que frecuentemente se citaba por contar con una de las más modernas.
Sin embargo, hoy nadie discute las ventajas de aquella obra “faraónica”, que se constituyó en la principal carta de presentación de nuestra ciudad para el turista. A modo de ejemplo, solo en la pasada Semana de la Cerveza circularon por sus andenes más de 37.000 pasajeros. Pero poco se le ha hecho desde entonces para acompasar los tiempos modernos, en que ya todos nos acostumbramos a ver este tipo de obras con otras comodidades, servicios y calidad. A esta altura nadie concibe una terminal de una capital sin ambiente climatizado, estacionamiento para pasajeros bajo techo, centro comercial, acceso para taxis, etcétera. La nuestra no solo no tiene nada de eso, sino que sigue con problemas de goteras, las aberturas son obsoletas, las superficies vidriadas no son adecuadas para mantener la necesaria aislación térmica y luce gris y monótona. Ciertamente hubo un sinnúmero de propuestas para aggiornarla, pero cuando se pretendió hacer allí un shopping que permita sustentar los gastos de funcionamiento y mantenimiento como se hizo en Mercedes o en Salto, el comercio local se impuso impidiendo este tipo de emprendimientos. Entonces lo que cabe al menos es buscar otras alternativas, como dotarla de aire acondicionado, puertas de acceso automáticas, solucionar la impermeabilización de los techos, dedicar un espacio contiguo para estacionamiento que permita a los pasajeros dejar allí su vehículo cuando viajan por pocas horas, pintarla, ponerle cielorraso y plantas que la haga más humana… En fin, darle comodidad y vida al hormigón desnudo. La Intendencia cuenta con un excelente plantel de arquitectos y ha trabajado con casi todos los de renombre de nuestra ciudad, además de tener una Unidad de Diseño especializada. Sería importante para Paysandú que dedicara parte este capital para pensar y llevar a cabo las reformas necesarias para nuestra principal vía de acceso del turismo.
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