Paysandú, Miércoles 14 de Abril de 2010
Opinion | 09 Abr Las gestiones que están realizando los vecinos de plaza Artigas en procura de obtener respuestas que se les han negado durante muchos años, y las tímidas acciones que hasta ahora se han ensayado por la Intendencia Departamental –no solo en esta administración — y otros organismos con injerencia en el tema, como la Policía y el Instituto del Niño y el Adolescente del Uruguay (INAU), revelan hasta qué grado se es temeroso de hacer lo que se debe hacer en defensa de la vigencia de los derechos de cada uno.
Es evidente que la prescindencia y/u omisiones cuando se resigna autoridad es un factor que genera derechos adquiridos para quien se encuentra en infracción, y este es precisamente el caso que se da en este como en tantos otros aspectos en nuestra sociedad, donde existe abuso de la libertad, donde además muchos creen que el hecho de vivir en democracia significa poder hacer lo que se quiera y donde se quiera, aunque se vulneren derechos del prójimo.
En las “movidas” nocturnas en plaza Artigas se conjugan excesos que tienen que ver con la sucesión de infracciones a la ordenanza de Tránsito, de Higiene, de ruidos molestos, del código del menor por la venta de alcohol, ingestión de bebidas y drogas en la vía pública, disturbios, invasión de propiedad ajena, destrozos en espacios públicos, entre otros delitos y/o infracciones, que sin embargo son tolerados por las autoridades para no crear problemas con los adolescentes que se resisten a ajustarse a lo que establece el marco legal y las normas de convivencia. Pues a esta altura del nuevo siglo nadie puede creer que esta decadencia de valores se da porque se ignora lo que está bien y lo que está mal: simplemente quienes así actúan se aprovechan del vacío de poder, de la autoridad que no se ejerce, de la falta de respeto por el prójimo, y lo que se logra de esa forma, para evitar problemas, es que los hombres y mujeres del mañana crezcan asumiendo que todo les está permitido, y que las leyes pueden violarse sin tener que responder ante nadie por ello, retroalimentando la pérdida de valores de nuestra sociedad.
Es hora de que se dejen de lado las medias tintas y que los organismos en falta, sobre todo la Intendencia Departamental, asuman sus responsabilidades ante la población, en lugar de seguir buscando excusas y darle largas al asunto.
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