Escribe el Dr. Rodolfo Canabal

Locales | 13 Abr Es un hecho notorio que el presidente de Costa Rica, Sr. Oscar Arias,  ha aconsejado  al presidente Mujica, en carta pública, la eliminación del Ejército Nacional y que tal propuesta ha generado, hasta donde quien escribe ha tenido información, opiniones francamente contrarias, críticas severas y también la calificación de que sería una intromisión, obviamente, en asuntos públicos de nuestro país. La trascendencia pública que la propuesta ha tenido y la importancia del tema imponen su análisis en esta columna.
Expreso, con relación al último punto señalado precedentemente, que en general no comparto plenamente las calificaciones desfavorables que el presidente Arias ha recibido con motivo de tal propuesta, y considero, al margen del concepto que el contenido de la misma pueda merecer, que  no importa en esencia intromisión en asuntos nacionales, en razón del tono que en ella prevalece, de la forma, cordial y bien intencionada como ha sido calificada públicamente hasta por un prestigioso órgano periodístico nacional que ha disentido con la propuesta, pero además y fundamentalmente por el bien ganado prestigio que dicho presidente ha logrado por la gestión que ha cumplido en su país y en sus relaciones internacionales. Su ejecutoria es clara demostración, en mi concepto, de que no existe en su actitud un acto indebido, aunque sí podría ser negativo tal acto en cuanto pudiera servir como precedente para que otros presidentes, carentes de los méritos y de la ejecutoria del presidente Arias, consideraran pertinente formular propuestas a los titulares de igual cargo en otros países sobre asuntos concretos de sus realidades internas.
Con respecto a la concreta propuesta pienso que el presidente Arias incurre en error, por varios motivos. En primer lugar porque, extrañamente, no parece haber tenido presente que muchas de las funciones o cometidos que cumplen en general las fuerzas armadas de cualesquiera países es indispensable que se atiendan, y con seguridad en su país, Costa Rica, algún organismo ha asumido la tarea de atenderlas aunque no dependa de una organización que responda a la denominación de “ejército” o de  “fuerzas armadas”, pues es muy amplio el cúmulo de funciones que impone atender debidamente algunos la seguridad, particularmente en temas que tienen relación con las cuestiones fronterizas. Y ello con seguridad se da obviamente en Costa Rica. Al respecto es pertinente preguntar si en Costa Rica, donde se afirma que  se eliminó el ejército, lo que realmente sucedió no fue sino que sus funciones fueron transferidas a otros organismos con diferente denominación.
En segundo lugar, la circunstancia de que se hayan dado en innumerables países, entre ellos comprendido nuestro Uruguay, indebidas incursiones de las fuerzas armadas en asuntos políticos o de gobierno, no debe determinar que la entidad sea eliminada de la realidad nacional. Piénsese, verbigracia, que entre nosotros tuvo gravitación muy grande en el deterioro de la situación institucional la misma Presidencia de la República, y obviamente no por ello debió ser eliminada. Tales adversas situaciones obedecen a actitudes indebidas de las personas que están al frente de la dirección de las respectivas entidades, lo cual sólo impone que las conductas personales sean juzgadas por sus indebidas y violatorias actitudes.
Y tampoco es suficiente fundamento para la eliminación propuesta el argumento que se basa en la diferencia de potencia entre las fuerzas armadas del país y las de los grandes vecinos, pues no por ello deja de ser totalmente necesario el cumplimiento y atención de ciertas funciones muy importantes en los países de pequeño volumen como, verbigracia, son Costa Rica, Uruguay y muchos otros.
Y a ello es menester agregar que el país, y  muchos otros, pudieron lograr nada menos que la realidad de su independencia por la acción precisamente de sus fuerzas armadas.
Tales los comentarios que entiendo pertinente exponer con relación al contenido de la propuesta del presidente Arias y sobre algunas de las opiniones que se han emitido a su  respecto.