Paysandú, Viernes 16 de Abril de 2010
Rurales | 12 Abr Están prácticamente completos los pasos formales para destrabar el mercado coreano, y así Uruguay podrá volver a exportar carne a esta nación asiática, que interrumpió las importaciones de carne bovina uruguaya fresca en 2000, cuando se desató la primera epidemia de fiebre aftosa que sólo afectó al departamento de Artigas. Aunque las negociaciones sanitarias se retomaron recién en 2006, Uruguay entregó recientemente el último informe técnico, con más de 1.500 páginas a las autoridades sanitarias coreanas.
En Corea del Sur el consumo de carne fresca importada se retrajo considerablemente, pero Uruguay continúa trabajando arduamente para conseguir volver a entrar con sus cortes bovinos in natura.
A partir del año 2006 se trabajó en la habilitación de los cinco frigoríficos dedicados a la producción de carne bovina y productos termoprocesados. Pero el gobierno de Corea decidió hacer una excepción con Uruguay y considerar el análisis de riesgo para admitir la carne fresca, pese a que no importa carne de países que no son reconocidos como libres de fiebre aftosa (Uruguay lo es pero todavía vacuna).
El presidente Vázquez visitó Corea en 2008, invitado por su homónimo Lee Byung-bak y ahí los coreanos decidieron comenzar con el estudio del análisis de riesgo, que lleva unos seis pasos básicos, incluidas algunas misiones coreanas de auditoría en la cadena cárnica (ya hubo una).
La elaboración del último informe sanitario que realizó la Dirección General de Servicios Ganaderos y que luego hubo que traducir al inglés, llevó casi ocho meses y abarcó más de 1.500 páginas con detallada información. Esos datos son la base para que los coreanos elaboren el análisis de riesgo con lo que Uruguay estaría cerca de haber cumplido con todos los requisitos técnicos pedidos por el Servicio de Inspección y Cuarentena de Corea del Sur.
Se estima que el estudio del informe técnico en manos de los coreanos demandará entre dos y tres meses; si no hay un pedido de ampliación de la información, no se descarta la visita a Uruguay de alguna otra misión coreana, esta vez, focalizada sobre la industria cárnica, para habilitar las plantas aptas para exportar.
En los últimos meses, el consumo de carne bovina importada en Corea del Sur sufre retracciones, porque --según indica El País--, las importaciones se redujeron. La Cancillería (a través de la Embajada en Seúl que lidera el embajador Nelson Chaben), el Instituto Nacional de Carnes y la Dirección de Servicios Ganaderos (MGAP), unieron filas en el marco de una estrategia para la reapertura del mercado coreano y ese avance ha sido el fruto de la estrategia, lento, pero muy seguro.
Por otra parte, Estados Unidos está dentro del mercado coreano con su carne bovina, tiene firmado un Tratado de Libre Comercio y el producto tiene ventajas arancelarias, pero Uruguay no tiene “vaca loca” y eso pesa mucho en el consumo y los mercados.
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