Paysandú, Viernes 23 de Abril de 2010
Rurales | 17 Abr El precio de los terneros se acerca a los máximos históricos mientras el de los novillos terminados está todavía muy lejos de sus valores pico. Es un desafío importante para los invernadores este año y, si el tiempo lo permite, también en los próximos.
De acuerdo a los promedios en los remates de Plazarural, el máximo histórico en el precio de los terneros fue alcanzado en setiembre de 2008, previo al derrumbe de la economía mundial. En el remate de ese mes promediaron U$S 1,85 por kilo. En aquel entonces el novillo pesado especial cotizaba a U$S 3,45 el kilo de carne, cotización que ya venía en caída desde mediados de agosto, cuando había llegado a un pico de U$S 3,70.
En el remate de Plazarural de esta semana, un año y medio después de aquél, los terneros promediaron U$S 1,81, sólo 2,2% menos que el récord. Cabe hacer la salvedad que esta última edición contó con la oferta agregada de Plaza Angus, con animales que cotizan por encima del promedio.
El gordo, en un ámbito de gran firmeza, llegó a U$S 2,60 el kilo en segunda balanza, 25% menos que a principios de setiembre de 2008.
A mediados de 2009, Negocios Ganaderos, daba cuenta de que los precios del ternero estaban subiendo de forma mucho más rápida que los del gordo y que los invernadores deberían “afinar el lápiz” antes de seguir “cabeceando” en los remates para comprar la reposición. Desde entonces la relación ternero/novillo gordo se ubicó por encima de 1. Esto debería ser considerado normal para momentos del año sin deficiencias forrajeras. Desde entonces, fenómeno de El Niño mediante, los terneros se han mentenido muy firmes y el gordo, aunque subió, lo hizo de forma mucho más lenta.
Actualmente el precio del ternero supera en más de 20% al del gordo. En los campos hay pasto y los productores intentan adquirir bocas para hacer un mejor uso de él. Implica un riesgo importante. Si el precio del gordo no sube de manera significativa en los próximos meses se deberá agudizar la eficiencia del engorde para que el costo que ello implica no deje en rojo los números de los invernadores.
El “partido” que se va a jugar con estos terneros arranca bien, ya que hay pasto y éste se produjo de forma barata gracias a la benevolencia del verano. También los granos tienen precios relativamente bajos. Pero si El Niño pierde fuerza (cosa que los meteorólogos prevén para mediados de año), o se da cualquier acontecimiento que haga que el tiempo deje de ser el ideal (cuya probabilidad no es baja) los costos se incrementarán y la ecuación se complicará. Quizás una forma de “tomar los recaudos del caso” es hacer inversiones en alimento en estos momentos de poca demanda --por lo que están baratos--, que amortigüen eventuales problemas.
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