Opinion | 21 Abr Hace unos años el ingeniero Lucas Facello realizó para la Intendencia un estudio sobre la situación de tránsito en Paysandú, y ya en aquel entonces mencionó como puntos calientes varios cruces con bulevar Artigas. Como profesional de ingeniería vial, sugirió la instalación de semáforos en intersecciones estratégicas, de forma de brindar mayor seguridad a la circulación tratando de no entorpecer la fluidez del tránsito. Hoy estos problemas son más graves aún por el explosivo aumento del parque automotor, especialmente de birrodados, pero las causas de los inconvenientes siguen siendo las mismas. Y el mayor inconveniente no es la densidad del tránsito, que realmente complica solo en dos o tres cruces, sino el diseño mismo de la avenida, que al otro día de inaugurada demostró ser demasiado angosta para absorber el tránsito que pasa por allí, además de carecer de cantero central con un ancho suficiente para permitir la espera de los vehículos que pretenden cruzarla o doblar a la izquierda, como tienen los tramos más antiguos. Por otra parte el sistema de semáforos sobre avenida República Argentina y avenida España, al no permitir el viraje a la izquierda recarga de tráfico otras intersecciones. Pero ahora con un 80% más de motos circulando por la ciudad que en 2005 y el crecimiento de la zona de influencia, precisamente debido a la urbanización derivada de las obras iniciadas con la extensión de bulevar Artigas, la actual Intendencia se vio obligada a encontrar soluciones inmediatas. Y la más económica y de fácil instrumentación es la instalación de semáforos, por lo que no es extraño que se haya optado por esta opción.
Es claro entonces que no se trata de buscar una solución definitiva sino de dar una respuesta rápida a un problema que se escapa de las manos. Con esto mejorará la seguridad del tránsito a costa de enlentecer y entorpecer la circulación, más aún porque no solo abarca las zonas congestionadas sino toda la extensión del bulevar.
Pero el problema de fondo sigue presente y creciendo, porque la calle seguirá siendo demasiado angosta y hasta ahora no hay planes de revertirlo. Hay suficiente retiro frente a las propiedades linderas como para agregar otro carril que aseguraría el espacio necesario para dar al tránsito la fluidez que necesita; se podría agregar la opción de giro a la izquierda en la intersección con avenida España y República Argentina, que daría aire a los cruces aledaños. De esta forma, casi todos los semáforos que hoy se están instalando estarían de más. Pero para eso es preciso planificar a largo plazo e invertir en serio en infraestructura. Si Paysandú no retoma pronto la línea de inversiones permanentes, no pasarán muchos años antes que los problemas nos pasen por arriba y -cuando eso ocurra- las soluciones no van a ser tan sencillas como instalar un puñado de semáforos.